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Heredera divorciada Novela de Juliany Linares

Chapter 74
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Quien no lo conozca, que lo compre.
El proyecto comenzó con buen pie a pesar de los problemas que rodeaban a mi familia y que hasta ahora no habia soluciones
viables que no fuera casarme de nuevo con Alexander. El personal de Innova y LC que trabajarian con las colecciones, ya
estaban muy
bien instalados en la empresa, lo que me dejaba más tranquila por ese lado.
La puerta de mi oficina se abrió después de tocar un par de veces y el rostro de mi padre apareció en mi campo de visión con
Tristán
en sus brazos, le regalé una sonrisa antes de invitarlo a pasar.
—¿Estás ocupada? -preguntó mientras se sentaba en la silla al frente de mi escritorio. Dejé de teclear en mi ordenador y aparté
la
mirada de los documentos que tenia en la mano para prestarle atención.
Para ti jamás lo estaré. ¿Ya acabaste el paseo con mi bebe? -pregunté mirando a Tristán que jugaba con el dinosaurio de
juguete
que le regaló Alexander.
Por supuesto que no, solo estamos tomando un descanso, luego lo llevare al taller de Patrick junto con Alexander, quiere ver a
los diseñadores en acción.-Tristán, al escuchar las palabras de mi padre asintió con efusividad y lo mire con sorpresa, pero
sobre todo a mi padre, que parece estar cada vez más cerca de mi exesposo.
Alguien por ahi va a seguir los pasos de la familia. dije dejando el nombre de aquel hombre en un segundo plano.
– Si, mamá, Patick me va a enseñar, ¿quieres it con nosotros? la invitación de Tristán me dejó helada, sin saber que responder,
sinceramente, estos dias he estado evitando a Alexander, porque estaba empeñado en hablar siempre de un nosotros que ya
no
existe.

Me gustaria, pero tengo mucho trabajo por hacer. -señalé los papeles sobre el escritorio y sus cejas se juntaron al igual que sus
pequeñas manos, tal y como lo hace cada vez que quiere convencerme.
Por favor, mami, ven con nosotros, solo será un ratito. su tierna voz de suplica me conmovió un poco. Miré a mi padre quien
levantó sus manos como si se estuviera librando de culpas.
No me mires asi, no tengo nada que ver, sin embargo, si creo que deberias ir, ya sabes compartir un momento con Tristán, ell
trabajo puede esperar unos minutos. Vamos, cariño, acompáñanos. -Tristán se movió inquieto estando de acuerdo con mi padre
y luego de unos largos segundos asenti con la cabeza.
Está bien, me han convencido, pero solo serán unos minutos. mi hijo gritó emocionado y chocó su mano con la de mi padre
quien lo veia divertido.
-Eso no se lo enseñé yo. -dijo mi padre con diversión y no hacia falta preguntar para saber quién le enseñó aquello. -Antes de
irnos, venia a decirte que organizare una reunión en la villa por tu cumpleaños. -lo miré confundida, pero pronto cai en cuenta
que habia olvidado por completo mi cumpleaños y por supuesto mi padre no iba a dejar pasar una fecha tan importante para él,
claro que iba
a celebrarlo.
-Papá, hay mucho por hacer, no tengo cabeza para celebrar mi cumpleaños, sabes que tenemos el tema de los Dubois
respirándonos en la nuca, el proyecto que ha comenzado de maravilla, hay mucho trabajo en la empresa. -me excusé con la
intención
de que desistiera de la idea, pero en sus ojos pude ver que no iba a cambiar de opinión.
-¿Cómo voy a dejar de celebrar tu cumpleaños? Harias lo mismo por Tristán, ambos somos padres y como padres queremos
festejar un momento tan importante, no todos los dias se cumple treinta años, además te tengo un regalo que no puede esperar.
-solté un largo suspiro al ver su rostro emocionado por la idea, no podia hacerle tal desaire a mi padre, después de todo, solo
seria una reunión
en casa.

Está bien. -respondi al fin y me levanté de mi asiento tocando mi cuello que dolla desde esta mañana. -Vamos a dar ese paseo
por el taller, después debo hablar con Vincent.
De seguro estará con nosotros, ya están por llegar las modelos de prueba y debe estar presente. -asenti con mi cabeza, me
sentirla menos incomoda si él estaba con nosotros.
Tristán se bajo del regazo de mi padre de un salto y corrió hacia mi para tomar mi mano y caminar lo más rápido que sus
piernas se to permitian. Mi padre seguia nuestros pasos hasta llegar al taller de Patrick, donde estaba reunido hablando con
Alexander, Julián y las dos diseñadoras que estarian representando a cada empresa.
-¡Ales! -Tristán me soltó la mano en el momento que vio a su padre sentado, quien volteó de inmediato al escuchar su dulce voz
y lo recibió en sus brazos cuando el pequeño corrió hasta él. -Mira, traje a mi mamá. -me quedé de pie a una distancia

considerable mirando a mi hijo que se veia tan feliz en los brazos de Alexander.
Los ojos de Alexander se posaron en mi más de lo que deberia y le regalé una sonrisa fingida en modo de saludo.
Por fin tu madre salió de su escondite, bien hecho. -esfumé la sonrisa cuando escuché que le susurró a mi hijo sin vergüenza
alguna y el pequeño me miró con diversión en su rostro. -Buen dia, Sarah, llegas a tiempo.
Le lancé una mirada inexpresiva a Alexander y le sonrei a Julián, quien se levantó del asiento donde ha estado todo este
tiempo, con su mirada puesta en mi.
Sarah, me alegra que estés por aqui. Las modelos de prueba están por llegar, puedes tomar mi asiento para que estés más
cómoda. – Julián habló sin apartar un segundo sus ojos de mi rostro y la sonrisa en mi rostro se ensancho antes de hablar.
Te lo agradezco, Julián.-caminé hacia él, bajo la atenta mirada de todos los presentes, hasta llegar a la silla que sostenia para
mi. -Qué bueno que aún existan caballeros. -tomé asiento a un lado de Alexander y al frente de Patrick, este ultimo tenia una
mirada de complicidad la cual ignoré, pues sabia lo que pasaba por su mente y su gran imaginación.
No hay de qué, Sarah. -respondió Julián, quedándose de pie a mi lado.
El taller quedó sumido en el silencio por unos segundos, en los que miraba despreocupada las muestras de tela sobre el
escritorio de Patrick, hasta que alguien aclaró su garganta con la intención de llamar la atención y luego, escuché la voz fria y
profunda del hombre
sentado a mi lado.

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-Pues, Sarah, mi asiento está más cómodo, siéntate aqui. -sus palabras me causaron gracia, pero por fuera me mantuve con
total seriedad.
¿A qué venia esto? Ya estaba sentada y no iba a cambiar de asiento solo porque él lo dice.
Sin apartar mis manos de las finas telas, le di un vistazo a Alexander, encontrándome con sus mejillas ligeramente sonrojadas y
el ceño fruncido. Tomé una bocanada de aire y mi mirada vacilante se posó por un momento en nuestro hijo que apartó su vista
de Alexander y me miró esperando que respondiera.
– Gracias, ya estoy cómoda. -respondi simple, volviendo mis ojos a su rostro por escasos segundos y le presté de nuevo toda
mi atención a las telas de la mejor calidad.
El silencio volvió a reinar, pero no duró por mucho tiempo, pues la voz de Vincent sonó por todo el taller, llenando mi pecho de
alivio.
Ya podia estar más tranquila con él aqui.
-Buenos dias a todos. Las modelos ya están aquí. -dijo con su voz seria, la que usaba cuando estaba en el trabajo. Mi cuerpo
se giró un poco para tener la mejor vista posible de la entrada de las tan esperadas modelos. -Pueden seguir.
Las nueve modelos de prueba entraron una tras otra, todas eran altas, delgadas y muy bien arregladas. Ahora toda la atención
estaba puesta en ellas y disimuladamente, solté el aire que habla estado reteniendo desde el momento que Alexander me
dirigió la palabra.
Bienvenidas, todos estábamos esperando por ustedes, pasen, pasen, camina, quiero darles un vistazo. -Patrick se levantó de
un salto de su lugar y se acercó a las mujeres inspeccionándolas de arriba abajo como solia hacer. -Están perfectas, los diseños
serán todo un éxito, ¿cierto que si? ¿ustedes que opinan? Den sus opiniones, ustedes dos trabajaran con los cuerpos de estas
mujeres. —mi diseñador estrella les pidió a todos, pero más que todo a las dos diseñadoras que trabajarian con él, después de
todo, los tres llevarian a cabo cada uno de los diseños de las dos colecciones.
Sin embargo, detallé a cada mujer, mientras que todos estaban contentos con las modelos y daban buenas opiniones de cada
una, pero habla un pequeño detalle que no me terminaba de convencer y aunque no estuviera en el contrato, no podia pasarse
por alto, pues esto era lo que nos diferenciaba de las demás empresas.
Lo siento,.

me disculpé con Ada y Zafiro, el par de diseñadoras que estaban encantadas con los moldes con los que trabajarian.
Inmediatamente, todos guardaron silencio y nie observaton expectantes a lo que estaba por decir. Lo que diferencia Doinel de
otras marcas, es que diseñamos para todas las tallas, ¿dónde están las modelos curvy? No las van a incluir esta vez? Vincent
abrio la boca para hablar al darse cuenta de ello, pero no dijo nada, mientras que el resto lo miraba esperando que diera una
respuesta o una solución, después de todo, sigue siendo el presidente hasta que mi padre lo decida.
-No he querido decir nada antes, pero mi hija tiene razón, ¿quién se ha encargado de las modelos?-mi padre le preguntó a
Patrick, el pobre hombre palideció con el pequeño problema y habló rápidamente.
-Bueno, Sr. Doinel, sabemos que la Sra. Boyer era la encargada de las contrataciones, pero como ya no forma parte del equipo,
Paul se ha tomado la molestia de hacer ese trabajo, no sabia que descartaria a las modelos de talla grande, por un momento
pensé que seria diferente por ser una colaboración a tres vias. -informó Patrick luciendo preocupado y mis alertas se activaron
al escuchar aquel
nombre.
No sabia si Paul lo hizo adrede para sabotear el proyecto o si desconoce que trabajamos con todo tipo de modelos, aunque lo
más probable es que sea la primera opción, pues aparte de ser socio, ha trabajado durante años en la empresa, imposible que
no lo
sepa.

-Vale, yo me encargo de esto, ustedes continúen, -intervine antes de que alguien dijera una sola palabra y me levante de mi
silla, dispuesta a ir a hablar con Paul sobre el caso y de paso analizaba su comportamiento conmigo después de haberlo
alejado drásticamente.
Al enemigo es mejor mantenerlo cerca.
Antes de dar un paso, Alexander se levantó con Tristan en sus brazos, obstruyendo mi paso y me miro con el ceño fruncido,
lucia molesto o preocupado, da igual como se esté sintiendo.
No irás sola. -dijo sin apartarse de mi camino y tuve que tomar un respiro para conservar mi paciencia. Ignoré sus palabras y
me alejé de él saliendo por el otro lado.
¿Quién se ha creido para decirme qué debo hacer o con quién debo ir?
¿Alguien huele eso? Huele a celos.

ambiente naturalmente incómodo.
escuché la voz divertida de Patrick cuando cruce la puerta saliendo del taller y de aquel
No le presté atención a aquellas palabras sin sentido y camine por el pasillo mientras saludaba a los trabajadores que se
cruzaban por el camino, pero no llegué demasiado lejos cuando senti una mano tomando mi brazo y deteniendo el más minimo
movimiento. Girė mi cabeza con frustración y el enojo nació en mi pecho al ver sus ojos color miel.
¿Podrías apartar tu mano de mi? Si no es mucha molestia. -dije sin la más minima gracia, ardiendo por dentro mientras miraba
su mano que seguia aprisionando mi brazo, sin embargo, Alexander no hizo caso, solo aflojo su agarre. Vale, no lo hagas.
¿Dónde has dejado a Tristán?
-Lo he dejado con Leonardo, no dejaré que vayas sola a la boca del lobo. -mi ceño se frunció casi en automático, mis ojos no
podian ocultar la irritación que su sola presencia me causaba.
¿En serio crees que pueda hacerme algo en mi propia empresa? No tienes de qué preocuparte, puedo resolver esto sin ser
respaldada por nadie. -aproveché la oportunidad para librarme de su agarre de un solo tirón y cuando di media vuelta para
seguir mi camino, Alexander habló.
A estas alturas, Paul es capaz de cualquier. Déjame cuidarte, ¿puedes confiar en mi?-cerre mis ojos mientras esbozaba una
sonrisa sin gracia, entonces, volvi hacia él, encontrándome con el brillo de sus ojos.
¿Eso era posible a estas alturas?
No me pidas imposibles.solté sin esfumar la sonrisa de mi rostro, pero sus ojos se clavaron en mi mueca y eliminé mi sonrisa de
inmediato. No tienes por qué preocuparte por mi, nunca lo has hecho, deja este juego ahora mismo. -dije sin poder ocultar un
segundo más mi enojo y él dio dos pasos hacia mi con las comisuras de sus labios levemente curvadas formando una sonrisa,
a pesar de que sabia que lo hacia para intimidarme, no retrocedi ni un poco, me mantuve firme en mi posición desafiandolo con
la mirada.
Cariño, no estoy jugando a ningún juego, me preocupo por las personas que me importan y tú me importas más de lo que
puedes imaginar, nunca he dejado de preocuparme por ti, no me pidas que deje de hacerlo ahora porque eso nunca va a
ocurrir, mi amor. –dijo tan cerca de mi rostro que pude sentir su aliento fresco golpeando sutilmente mi rostro. Estaba tan atónita
por las barbaridades que acababa de decir que no me dio tiempo de reaccionar cuando sus labios dejaron un fugaz beso en la
comisura de mis labios. Este hijo de

Vamos, iremos a hablar con ese imbécil, digo con Paul. -sin más, comenzó a caminar en dirección a la oficina de Paul,
dejándome atrás estupefacta sin oportunidad de negarme a su auto invitación y con ganas de darle un buen golpe para que
dejara de ser tan idiota.
Apreté mis puños en el aire en un intento por calmar mi enojo que cada vez era más grande.
Nunca he dejado de preocuparme por ti.-repeti sus palabras en una mala imitación de su voz. -Quien no lo conozca, que lo
compre.
No me quedó de otra que seguir sus pasos, sin dejar de sentirme de mal humor, después de todo, solo haré un pequeño
reclamo, no seria nada del otro mundo. Mis tacones resonaban detrás de Alexander, justo cuando llegó a la puerta de la oficina
de Paul, se detuvo
para esperar por mi.
Primero las damas. -abrió la puerta sin antes tocar, como si no le importara que Paul pudiera estar ocupado o simplemente no
estar. -Estoy siendo todo un caballero, aún existen.
Pasé sin mirarlo, ignorando lo que acababa de decir y cuando Paul me vio se levantó de su asiento con una sonrisa en su
rostro, lat
cual se esfumó al mirar detrás de mi.
Sarah, qué sorpresa tenerte por aqui. Pasa, toma asiento. -me señaló la silla frente a él, apenas la miré, pero no me senté, me
quedé de pie observándolo. -¿Tenias que venir con este señor?-preguntó refiriéndose a Alexander quien se detuvo a mi lado,
como si quisiera protegerme de cualquier cosa que Paul pudiera hacer.
Pero, repito, Paul no es capaz de hacerme daño en mi propia empresa.
Abri la boca para responder, pero las palabras se quedaron atascadas en mi garganta al escuchar que Alexander se adelantó.
Por supuesto, tengo que estar al lado de mi mujer, hemos estado mucho tiempo alejados y ahora no somos capaces de
separarnos ni por un segundo, ¿cierto, cariño? -por poco me atraganto con mi propia saliva con la gran mentira de Alexander,
mi cabeza se volteo sin ningún cuidado para poder mirarlo con sorpresa y confusión.
Pero que está diciendo este imbécil.

Necesito mucha, mucha paciencia, porque Alexander acababa con ella con mucha facilidad.