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Destinada a los gemelos alfas

Chapter 78
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78
Las palabras de aquella loba aun resonaban en la cabeza de Clara acostada en una esquina hecha una bola. Su cuerpo dolía
ya recuperándose del ataque recibido antes. Sus recuerdos eran difusos durante el suceso. No sabía si por la mezcla de
emociones, o por el miedo, o porque había perdido la conciencia, varias veces. Eso no quitaba que se tuviera asco y que
temblara como si pudiese quebrarse en cualquier momento. Su cuerpo había sido mancillado. Aunque a esa altura ya no le
importaba.
Tampoco se abría sentido bien junto a sus mates. Ella nunca los había aceptado en ningún momento. Les tenía miedo. Ellos...
ellos.
Acercó su boca al plato de comida que estaba delante de ella. Tenía ganas de vomitar, pero sabía que al menos comer no la
haría pensar.
-Yo tú no comería eso – oyó la voz de una loba amarrada cerca de ella, con un cachorro pequeño durmiendo como una bola
entre sus patas que al igual que su madre estaba delgado y demacrado, no muy diferente a todos a su alrededor- La comida
que nos dan la drogan muchas veces y después no sabemos que pasará con nosotros, por eso no comemos. Tú estás en tu
celo, de seguro tiene algo para estimularlo aún más. Puedo oler el olor del macho reproductor de ellos en ti.
Clara se hizo aún más bola temblando angustiada. De recordar los ojos de aquel lobo se estremecía. Y pensar estar en la
misma celda con él de nuevo... no, no quería eso...
-¿Tú tienes un mate? – la pregunta de la misma loba interrumpió su angustia y respondió con un movimiento ligero de su
cabeza.
Al abrir la boca su voz temblaba.
– La verdad... tengo dos mates.
La loba se mostró realmente impresionada.
-Eso es fabuloso. Ya tener uno es una bendición. De seguro dos sería maravilloso.
Clara agitó la cabeza con fuerza.

– No, no lo es. Los odio, los detesto – gimió con dolor en su pecho- Ellos solo me encerraban, me amarraban, solo me querían
como un ser para aparearse, no me querían, me daban miedo. Ellos no eran buenos- si estuviera transformada lloraría a
lágrima tendida. No se dio cuenta que estaba gritando y que los demás la miraban fijamente.
La loba bajó la cabeza y lamió el morro de su cachorro que se había removido.
-A los machos hay que entrenarlos- fue la respuesta de ella-Y más si son brutos y dominantes. Se guían por su instinto y lo que
este dicte. Eso hace que sean sobreprotectores hasta un punto que pueden hacerle daño a su pareja sin darse cuenta- acarició
el lomo de su hijo con la punta de la nariz, Clara admiró por un momento esta escena, nunca se imaginó que un cachorro fuera
tan hermoso, en la manada ni siquiera se atrevía a verlos- ¿Tú... hiciste tu parte con ellos?
Clara la miró extrañada.
-¿Por qué tengo que hace algo?
Escuchó un resoplido de otra hembra un poco más lejos.
– Acaso no escuchaste lo que acaba de decir. A los machos hay que guiarlos con las feromonas. Enseñarles que nos gusta y
que no. Incluso domarlos durante el sexo. Son más animales que otra cosa, por mucho que parezcan seres muy inteligentes. Si
dominas su instinto y sabes lidiar con él serán las mejores parejas y más si son mates. Si tú tienes miedo y dudas... ellos la
tendrán también.
Clara sacudió la cabeza.
-¿Cómo... saben tanto... de eso?- hablaba con las orejas pegadas a la cabeza.
– Porque nuestros mates nos esperan- la loba del cachorro lamió a su cría- Fui atrapada antes de dar a luz al hijo de mi pareja.
Y lo extraño, quiero volver con él porque somos uno. Me tomó todo un año que él aprendiera todo lo que me gustaba, pero me
trataba como una reina después de eso- la voz de la loba se quebró- debe estarnos extrañando.
OITIO U
Las palabras de ella hicieron que los demás lobos dentro del lugar bajaran la cabeza. Todos habían sido atrapados, separados
de donde vivían, aun si eran salvajes, separados de su familia.

Clara por su parte solo estaba pensando en su desdicha.
-Pero yo no los quería desde un inicio. Ellos solo querían mi cuerpo y yo...- recordó como cuando cambiaba de conciencia con
su parte más fuerte, esta intentaba domar a sus los dos machos, y si había notado como ellos se comportaban a su alrededor,

muy diferente cuando ella estaba despierta completamente que ellos parecían más irritados – Yo quiero desaparecer casi
sollozó.
La loba cerca de ella la miró con lástima, y no le dijo más nada. Ver a una hembra que ni siquiera luchaba por algo salir
adelante, por mucho que hubiera pasado solo era cuestión de tiempo antes que se acabaran sus días.
***
La puerta fue abierta horas más tarde. Los lobos dentro se pegaron a las paredes temblorosos mientras uno de los cazadores
entraba portando una vara de electricidad y una correa en la otra mano. Sus pasos avanzaron hasta Clara en el fondo de la
celda y se detuvo delante de ella. La loba al percibirlo alzó las orejas y comenzó a deshacer la bola en que estaba acostada
lentamente. Sus movimientos eran medidos y su cuerpo no temblaba.
Se fue enderezando hasta que quedó levantada, pero con su cabeza gacha. Jadeaba un poco, pero menos que antes. El
hombre la estudio y después la comida derramada en el suelo.
-parece que aun estás débil, pero al menos puedes pararte por ti misma- había una mueca dado que no había consumido la
droga, pero igual estaba en celo y funcionaría con el macho fecundador. Este había estado inquieto todo el día. Se notaba que
le gustaba la loba. Con un ágil movimiento y amenazando con la vara a la hembra le puso la correa y la jaló hacia la salida,
Clara no mostró resistencia. Caminó siguiendo al cazador con el peso de las miradas de los demás lobos que no entendían el
cambio en ella.
Acaso se había rendido por completo.
Fue llevada por el cazador por un largo pasillo hasta una celda inundada de olor familiar y hasta nauseabundo. El hombre
sospechaba del comportamiento tan tranquilo de la loba, pero dado que ella no era ninguna amenaza para el macho
simplemente lo dejó pasar, ya abrió la
puerta metiendo a Clara dentro y cerrándola.
Dentro el olor del lobo era más fuerte y este se removió de la esquina al escucharla. Se levantó en todo su tamaño y jadeó.
Habían traído a la loba de nuevo y eso lo emocionó. Esta vez no la sentía gemir de dolor o tristeza. No sentía sonido por parte

de ella aparte de la nube de feromonas del celo, quizás algo más ligero que la noche anterior.
Se acercó a ella con ansias de estar con ella de nuevo. Quería desgarrar el collar y enlazarse con ella, nunca se había sentido
tan emocionado, y ese sentimiento creció al detenerse junto a ella y no sentir el rechazo de la loba. Movió la cola de un lado a
otro y se dignó a pasar la cabeza por el cuello de ella para impregnarla de sú olor.
Solo no se fijó que cuando Clara alzó su cabeza para darle acceso... sus orbes tenían un peligroso color carmín encendido en
los ojos y estos estaban fijos en el cuello del macho. Sus colmillos comenzaron a asomarse y solo atinó a una cosa. Un rápido
movimiento en dirección a su yugular.