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Destinada a los gemelos alfas

Chapter 77
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Clara se estremeció al sentir aquella lengua rasposa de su anterior atacante pasar por las heridas que él le había provocado en
su lomo y cuello durante la noche. Ya había amanecido, era lo que le indicaba la poca luz que entraba en aquella habitación.
Sin embargo, para ella aún era oscuro. Estaba en una esquina hecha una bola temblante, con su cuerpo adolorido, con
desgarro en su interior dado el nudo que había intentado sacar solo causándose más daño del que le había hecho, y el semen
del lobo aun escurriendo por su sexo asquerosamente. Gimiendo bajo con su cabeza escondida entre las patas queriendo que
el mundo se le acabase.
Ella había sido violada por otro lobo brutalmente. No había sido tomada por sus mates,
El celo había mermado significativamente dado el fluido que corría en su interior y que la calmaría hasta la noche donde los
síntomas volverían. De solo pensar que pasaría por lo mismo la hizo comenzar casi a sollozar.
Se retorció más e intentó fundirse con la pared intentando huir de la lengua del lobo que parecía insistente en querer lamer sus
heridas para detener el sangrado de estas, después de lo que le había hecho. Sabía que había sido influenciado por el celo,
pero, aun así, el dolor que la recorría era real y la realidad era muy cruel como para pensar en él.
En eso la puerta se abrió y varios hombres entraron. El macho giró su cabeza y les gruno sonoramente mostrando sus
colmillos. Lógico después de haber estado con una hembra, no quería que se la quitasen. Un instinto primitivo.

-Encárguense de él- uno de los hombres ordenó.
Y entre tres rodearon al lobo y utilizado una vara eléctrica lo tocaron varias veces. El animal estaba renuente a dejarse dominar,
pero su cuerpo no resistió más y cayó completamente en el suelo inconsciente.
Lona solo escuchaba. Tenía miedo de hasta mirar. Solo sentía los pasos a su alrededor. Ahora la lengua áspera fue sustituida
por una mano que revisaba sus heridas por debajo del pelaje manchado y sucio. Ella se sentía asquerosa.
-Las heridas son profundas en su piel- uno de ellos comenzó a hablar- él intentó marcarla para hacerla su compañera, pero falló
todas las veces que intentó. Está bastante herida. -Hmmm- sintió como otro hombre se acercaba a ella de frente, era el mismo
que la había recogido.
– Pero aún está en celo, así que hasta que no termine y quede preñada no podrá quedarse tranquila en una jaula- había
prepotencia en su voz.
-Si la deja así, él puede matarla, su estado es bastante cuestionable como para que resista de nuevo- el hombre había notado
la sangre mezclada con el semen- Creo que está desgarrada.

-No subestimes la fuerza de recuperación de un lobo. Para la noche ella estará perfecta para él. Así que llévenla a las celdas de
los salvajes y denle algo de comer. Su tarea aún no ha terminado. Ella nos será muy útil por bastante tiempo- fue lo último que
dijo antes de dar la vuelta y salir mientras los demás hombres se encargaban de terminar las tareas.
El que estaba al otro lado de Clara agarró la vara de electricidad de él, y no se arriesgó a ser mordido por lo que tocó el lomo de
la loba dejándola inconsciente de momento.

Para cuando Clara recobró el sentido sentía de nuevo pasos a su alrededor, pero no de personas, sino de animales, lobos como
ella. Los recuerdos de lo ocurrido pasaron por su mente y ella comenzó a temblar. Abrió los ojos asustada. El dolor en ella había
disminuido un
poco pero aun así se sentía totalmente asqueada.
-¿Despertaste?- alguien habló delante de ella y para sorpresa de Clara era una loba color marrón, pero no fue eso lo que la
impresionó, era que sus ojos eran completamente rojos.
El corazón en el pecho de Clara comenzó a latir desbocado y miró a todos los lobos a su alrededor con miedo. A pesar de los
diversos pelajes todos tenían en común eso, los ojos de color rubí.
-Nos tiene miedo-escuchó de otra loba junto con ella, una mucho más joven, pero con parches de pelo que le faltaban en su
pelaje. Clara pestañeaba tan confundida que olvidó su estado actual. -¿Ustedes... pueden hablar? La primera loba que había
hablado si hubiera tenido ceja la hubiera levantado, pero si soltó una carcajada grave, se notaba que no era joven.
– Así que alguien que cree todo lo que se dice en las manadas- tras esto los demás a su alrededor comenzaron a reírse –
Podemos hablar, y comunicarnos como lo hacíamos antes ¿ Cuál es la sorpresa?
-Ustedes... son salvajes – Clara sentía su voz flaquear. -¿Y? otro lobo se mostró ofendido- Somos salvajes porque fuimos
expulsados de la protección de una manada, pero no dejamos de ser lo que somos, lobos. -pero... pero, siempre se ha dicho...
que los salvajes... son eso... salvajes. Otra carcajada a su alrededor que hizo que pegara las orejas a su cabeza avergonzada.
– Inocente cachorra. Eso es lo que siempre dicen los alfas para mantener el control- la loba marrón se levantó, pero no pudo
avanzar mucho, al igual que todos no tenían mucho rango de movimiento dadas las correas alrededor de su cuello – Nosotros
los salvajes como nos llaman ustedes somos lobos que tras vivir en la naturaleza y sobrevivir por nuestros propios medios, con

miedo a ser atacados nos hemos hecho más fuerte gracias a nuestro instinto. Cualquiera de nosotros... puede matar a uno de
sus inútiles y controladores alfas.