―¡Debemos de encontrar una manera para tomar la compañía de papá, mamá! No podemos dejar
que Anastasia y su hijo se lleven todo. Papá ya ha sido tan cruel con nosotros, así que ya no
deberíamos preocuparnos por él.―Érica quería la compañía de su padre desesperadamente porque
ningún otro bien se podía comparar con una compañía cotizada que valía muchos miles de millones.
En ese instante, había un destello despiadado en los ojos de Noemí.―¡Tienes razón, Érica! Tu padre
es demasiado duro con nosotros. ¡Ni siquiera se preocupa por nosotros! Debes heredar la compañía.
¿Aceptarás mi consejo, Érica? ―¡Por supuesto, lo haré! Todo lo que me pidas.―Érica creció bajo la
protección de su madre, así que creía que todo lo que hacía era por su propio bien. ―Entonces,
seduce a Mario y hazlo que este de nuestro lado. Será de gran ayuda cuando decidamos tomar la
compañía de tu padre. ―¡¿Qué?! ―gritó Érica en disgusto.―¿Mario Salcido? Solo en un
Follow on NovᴇlEnglish.nᴇtinsignificante gerente de finanzas bajo la compañía de papá. ―Pero él es el sucesor designado por tu
padre y Anastasia dependerá de él en un futuro. Tu padre ya ha sido muy cruel con nosotros, así que
no puede culparnos por no ser leales algún día. Mario será realmente útil para nosotros en el
futuro.―Noemí miró a su hija con tranquilidad, teniendo ya un plan en su mente. ―¡Mmm! Es un tonto.
El hacer que se enamore perdidamente de mí es fácil. Es una bendición para el tener mi
admiración.―Aunque Érica estaba siendo obligada a seducir a Mario, despreciaba sus orígenes desde
el fondo de su corazón. Al haber conocido a alguien como Elías, quien era una persona poderosa y
elegante, no había lugar para hombres ordinarios en los ojos de Érica. Incluso si no podía casarse con
Elías, aún tenía que casarse dentro de una familia adinerada. ―¿Qué no la compañía va a ser
adquirida, mamá? ¿Qué tal si papá ya no la tiene? ―¿Cuál es la prisa? La familia Palomares aún está
en deuda con la madre de Anastasia, así que definitivamente no se quedaran sentados sin hacer
nada. Una vez que Anastasia se lo pida, los Palomares seguramente nos ayudaran.―Noemí estaba
segura de que Anastasia le pedirá ayuda a Elías. ―Anastasia no será tan ilusa como para pensar que
se puede casar con Elías, ¿verdad? ―dijo Érica celosa. Una Noemí preocupada pensó que pase lo
que pase, los Palomares nunca aceptarían a una mujer con un hijo.―No creo que los Palomares la
aceptaran. Solo son lindos con ella porque están compensando la amabilidad de su madre. Además,
¿Por qué querrían a una mujer con un hijo nacido fuera del matrimonio? ―Eso es cierto. Anastasia ni
siquiera es digna de un hombre tan atractivo y sofisticado como Elías.―Érica también pensó que la
razón por la que Elías era bueno con Anastasia era para recompensar su amabilidad y que
ciertamente se casaría con otra mujer en el futuro. A la mañana siguiente, Anastasia se despertó, pero
no tuvo una buena noche. Después de desayunar, llevó a Alejandro al hospital para visitar a su padre.
Cuando Franco miró a su nieto, estaba encantado y su humor había mejorado, tanto que fue capaz de
Follow on Novᴇl-Onlinᴇ.cᴏmser dado de alta del hospital en la tarde. Anastasia salió al pasillo, para no interrumpir el momento de
abuelo y nieto. En ese momento, Mario caminó hacia ella con algunas frutas en su mano.―Señorita
Torres, escuche que busco la ayuda del presidente Palomares. El presidente Torres se mira más
relajado ahora. Anastasia asintió con la cabeza, pero su corazón se sentía pesado, ya que pedir ayuda
venía acompañada de mucha presión. Al verla, Mario podía sentir una sensación grande de
admiración, ya que se había enamorado de Anastasia a primera vista. Ninguna palabra podía describir
cuanto le gustaba o la amaba. En ese momento, Anastasia llevaba puesto una blusa con volantes
acompañado de unos pantalones de mezclilla. Se miraba casual y a la vez con estilo y su cabello largo
estaba suelto sobre sus hombros mientras acentuaba su delicado rostro. En definitiva, se miraba
extremadamente atractiva.―Señorita Torres, hay que almorzar juntos. Ya he reservado un restaurante
para celebrar el alta del presidente Torres. ―¡Está bien, por supuesto! ―asintió Anastasia. Al
escuchar eso, Mario estaba contentísimo. Finalmente, podría sentarse a comer y tener una digna
conversación con ella. Mario sacó una botella de agua de su mochila, y se la ofreció a Anastasia.
―Aquí tiene, beba un poco de agua.