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Mi Ex-esposa Misteriosa Es Multimillonaria

Capítulo 73
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Capítulo 73

Alejandro quedó atónito, su corazón temblaba intensamente.

Miró incredulo a la mujer que una vez estuvo a su lado, su exesposa, que solía ser tierna y

tranquila, sin atreverse a respirar, ¿cómo podía haberse vuelto tan desenfrenada? ¿Cómo se atrevió

a herir a alguien con sus propias manos?

-Irene, ¿es cierto?– Alejandro apretó la garganta y la miró con ojos oscuros y profundos.

Clara levantó lentamente los labios, su hermosa y sorprendente mirada se elevó con una sonrisa

maliciosa.

Rodrigo no pudo evitar cubrirse el pecho, quedó cautivado por esa sonrisa.

¡Nunca había visto a una mujer tan seductora incluso en su maldad!

-Alejandro, ¿qué quieres decir con eso?– Beatriz, al ver que Alejandro seguía cuestionando a

Irene, preocupada de que Alejandro sospechara, comenzó a llorar como una niña caprichosa, -¿

Acaso no confías en mis palabras? ¿Soy tan poco confiable a tus ojos?

No sabía por qué Irene admitiría esto.

¡Pero alcanzó el resultado que quería! Irene estaba dispuesta a admitirlo, ¡qué tonta!

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-Alejandro, mira a qué tipo de mujer te casaste en el pasado, con un corazón tan cruel. ¡Casi cortó la

arteria de Beatriz! ¡Estaba tratando de matar a mi hija!– Ana, en cooperación con Beatriz, ambas

comenzaron a llorar.

Alejandro bajó los párpados fríos y blancos, frunciendo el ceño una y otra vez en el entrecejo.

-Irene, antes, cuando estabas en nuestra familia Hernández, no eras tan vengativa. Parecías frágil y

débil, no como una chica que ataca a las personas sin piedad con solo una palabra.

Ema, mirando fríamente a Clara, dijo con un tono irónico: -¿Es porque te separaste de Alejandro que

sientes que ya no tienes que ocultarte y has mostrado tu verdadera naturaleza? Afortunadamente,

Alejandro se dio cuenta a tiempo y volvió con Beatriz. De lo contrario, quién sabe hasta cuándo

podrías habernos engañado con tus intrigas y engaños.

-Ema, creo que eso no es apropiado–Rodrigo ya no pudo soportarlo más, entrecerró los ojos y estaba

a punto de discutir, pero fue detenido por Clara.

Leona, al presenciar esta escena, lo encontró extremadamente desagradable, apret

aversión hacia su antigua cuñada se profundizó.

los labios y su

-¿Qué quieren que haga?– Clara levantó los labios rojos en una sonrisa burlona y mordaz.

-Disculparte con Beatriz- Alejandro ya no la miraba, su expresión era fría e impasible.

Era como si los tres años que habían sido marido y mujer fueran solo un sueño, como si nunca se

hubieran conocido.

La comisura de los labios de Beatriz se curvó hacia arriba, sintiéndose satisfecha.

Miserable, Alejandro siempre me ha amado.

Durante los tres años de su matrimonio, diste todo por él, te sometiste y te sacrificaste por él y por

toda la familia Hernández. Pero cuando yo tengo un poco de dolor o sufrimiento, ¡Alejandro se

preocupa por mí!

Lloro unas lágrimas insignificantes, pero valen más que todo tu amor sincero.

Clara, con arrogancia, levantó la barbilla y se acercó paso a paso a Beatriz.

Tenía un cúmulo de resentimiento en la palma de su mano y, sin decir una palabra, le dio una

fuerte bofetada a Beatriz.

Todos se quedaron atónitos, inmóviles.

Fue demasiado rápido, Alejandro ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar, solo sintió una ráfaga de

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viento helado pasando frente a él.

-¿Me has golpeado? ¿Cómo te atreves a golpearme?– Beatriz sintió un dolor punzante en los ojos y

un zumbido en los oídos.

-Te he golpeado porque te lo mereces–la sonrisa de Clara desapareció por completo y fue

reemplazada por una ira aterradora. -Esta bofetada es por el brazalete que mi abuelo me regaló. Si

tienes lo que hay que tener, ven a enfrentarte a mí y desquítate con mis cosas. ¿Qué habilidades

tienes para eso?

-Irene, ¡has ido demasiado lejos!– Alejandro gruñó con ira incontenible, y cuando ella levantó la

mano, notó la hinchazón en su muñeca.

Su piel era demasiado delicada y sensible, incluso la más mínima lesión destacaría.

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Pero en ese momento, su ira lo dominaba por completo y no tenía tiempo para preocuparse por eso,

solo se enfrentaba furiosamente a ella con la mirada.

Ema, Ana y Leona, las dos hermanas y Leona, estaban completamente sorprendidas. ¡No podían

creer que esta mujer se atreviera a comportarse de manera tan desafiante frente a Alejandro!