Capítulo295
-¿No crees que soy solamente un miserable, un ridículo payaso? -La voz de Alejandro sono ronca
como si hubiera sido quemada por el fuego, y una sonrisa amarga y rota apareció en sus delgados
labics.
Rodrigo negó seriamente con la cabeza. No, Alejandro, soy tu mejor compañero y hermano. No
importa lo que pase, nunca te ridiculizaré de esa manera. Solo siento algo de lastima.
-Lástima…
Alejandro cerró sus ojos enrojecidos y borró completamente las escenas relacionadas con Beatriz
de su mente, sin dejar nada.
-No hay nada que lamentar, soy un simple bobo que no sabe reconocer lo que verdaderamente
son las personas a mi alrededor. Me lo merezco.
-No, no es eso.
Rodrigo suspiro con pesar–Es por los tres años en que Clara te casó. Si no fuera por esa mujer, tal
vez habrian tenido la posibilidad de continuar. Podrían haber sido felices en lugar de estar en
Follow on NovᴇlEnglish.nᴇtconstante conflicto y tensión. ¿No lo crees?
¿Posibilidad de ser verdaderamente feliz? Alejandro de repente detuvo sus pasos, sus ojos oscuros
perdidos en el espacio.
“Alejandro, ¿podemos…no divorciarnos?“, “Porque…te amo“.
Esas palabras ya dichas en la lejania susurraban de nuevo a sus oidos, un dolor agudo le golpeo de
nuevo el corazón. Él se apoyó en la pared, temblando, con los dedos retorcidos en puños, una
sensación de ahogo lo invadió, la opresión en su pecho se intensificó.
Cuando Clara lloró y le suplicó que no se divorciara, pensó que era solo un intento desesperado de
mantener su matrimonio. Él la despreció y la vio como una prisión de la que quería escapar Solo
ahora se dio cuenta, lo equivocado que estaba.
Clara nunca quiso atarlo, la última vez que le dijo “Te amo” fue arriesgando toda su dignidad,
esperando mantener su amor vivo por siempre. Ella sabía que él nunca la amó de verdad.
Por eso hizo todo lo posible para retenerlo, temiendo perder incluso el derecho a amarlo después.
del divorcio.
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Mirando a esa niña, debe tener tres o cuatro años Beatriz ya estaba teniendo una aventura con
ese hombre cuando estaba en los Estados Unidos Pero si no estoy equivocado, ella todavia te
sequia persiguiendo y te atormentaba, haciéndote senti como si ella siempre te hubiera amado
profundamente y que para esperarte se habia quedado en un pats extranjero De hecho, ella no
estaba haciendo nada detrás de tus espaldas.
Alejandro apreto su pecho mientras su corazón bombeaba borbotones de sangre que le dolian y
hacian estremecer todo su cuerpo
-Beatriz nunca ha dejado de estar con otros hombres a su alrededor, tú solo eras uno más del
monton
Rodrigo to miró profundamente–Pero solo estabas tù en el corazón de Clara ¿Recuerdas lo que me
dijo aquella noche en que fuiste a buscarla bajo la lluvia?
Alejandro mito atónito a Rodrigo, su frente empapada de sudor
-Intente confesarle mis sentimientos, pero ella me rechazó sin rodeos–Rodrigo dijo con una
sonrisa amarga, un noble señor, doblegado por una mujer -Ella dijo que, sin Alejandro, no podría
nunca amar a nadie más. Y si te dejaba, no amaria a nadie más.
Follow on Novᴇl-Onlinᴇ.cᴏmLos ojos de Alejandro se contrajeron al máximo, lloraba de la rabia en su interior.
-¿Clara dijo que sin mi no amarias a nadie?
-Entonces, ¿nuestro amor no duró solo tres años? ¿Estuve presente en su vida mucho antes?
La respuesta, la respuesta. ¡Clara, ¡quiero una respuesta de til Alejandro pensó.
En ese momento, el teléfono vibró en el regazo de Alejandro, lo sacó y vio que era una llamada de
Adrián Pensando que podría haber algún problema con su abuelo, contestó con prisa: -Adrián, ¿le
ha pasado algo con mi abuelo?
-¡Alejandro El Sr. Hernández ha sufrido un repentino derrame cerebral, ¡por favor venga de
inmediato al Hospital nacional!
-¿Qué?! -El corazón de Alejandro se contrajo de repente.
-Pero no se preocupe, el Sr. Hernández ya ha sido trasladado de la sala de emergencias y su
condición está en gran parte estable–Adrián dijo con un suspiro de alivio–Gracias a la señorita Pérez
por haberle proporcionado atención médica de emergencia, ha ganado tiempo valioso para
el tratamiento, de lo contrario… el Sr. Hernández habria estado en peligro.
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La cara de Alejandro se encendió de vergüenza, como si hubiera recibido de repente innumerabies
bofetadas.