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Destinada a los gemelos alfas

Chapter 65
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65
-Entonces... no tienes intenciones de salir de ahí- Clara tenía los brazos cruzados y una expresión sombría mientras veía a la
otra Clara en el suelo casi hecha una bola, encogiéndose lo más que podía.
Esta negaba con la cabeza, su rostro escondido tras su cabello.
Clara suspiró y soltó un respiro pasando una mano por su rostro con la mano donde la cadena que antes la tenía aprisionada
había desaparecido. Aun así, le quedaba la otra mano y los grilletes en sus piernas. Las cadenas de estos eran tan largas que
se desvanecían.
-Clara, estoy agotada. Aun eres la conciencia principal de este cuerpo por lo que me consume mucho tener que esta yo siempre
la mando cuando yo aún tengo esto – sacudió la mano aun encadenada donde el metal había perforado su piel.
Clara, en el suelo volvió a negar.
-No me interesa – sollozó- Yo quería morir. Clara, delante de ella apretó los puños para no golpearla. -Querias matarnos porque
no habías conocido a tus mates, pero ellos están ahí ahora, junto a nosotras. Si no lo quieres, bueno tu problema. Al menos
espera a que me haga más fuerte para liberarme de esto y entonces haz lo que te venga en gana. Pero ahora necesito que
trabajemos en conjunto. Al menos por esta vez le estaba gritando ya sin paciencia alguna. La otra Clara se abrazo más a ella
misma.
-Siempre eres así, me he llevado la peor parte de todo esto y tu solo prefieres quedarte de lado en vez de luchar las heridas en
el cuerpo de Clara eran la evidencia de que todo el sufrimiento serio lo había sufrido ella. Se había llevado siempre la peor
parte.
No quiero, no quiero. Ellos me dan miedo- alzó la cabeza con los ojos llenos de lágrimas.
– Solo buscas una excusa. Ellos son complicados, pero no nos harán dano. Nos salvaron, nos cuidan, tienes sus defectos, pero
porque ellos tienen un pasado complicado igual. Solo hay que ser un poco firmes con ellos dio un paso hacia la loba y se

arrodilló delante de ella Solo dales una oportunidad. De seguro te entenderás con ellos.
Clara alzó un poco la cabeza para mirarla por el rabillo del ojo. Había vacilación en su VOZ
– Yo... tengo que pensarlo. Clara tomó un respiro profundo y se volvió a levantar.

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-Que no te tome mucho. Realmente necesito un descanso – Dijo sintiendo los hombros sumamente pesados. Y, además, una
sensación surcando su cuello. Ya era momento. Ni siquiera recordaba haber descansado. Aún no había consumido la sangre
suficiente por parte de sus parejas y estaba segura que una vez que se enlazaran en su celo sería más fuerte, pero, por el
momento no era lo suficientemente para mantener su
cuerpo al 100 por ciento.
Sin embargo, algo ya estaba reclamando que ella abriera los ojos. Sus mates en eso eran bastante exigentes.
Se dio media vuelta y dejó que la neblina de su conciencia la envolviera dejando a la otra Clara que solo sollozó y se quedó allí
sola.
***
Clara se removió ligeramente aun con los ojos cerrados, soltando un leve gruñido en la garganta. La sensación en su nuca
volvió siendo húmeda y caliente. Algo duro estaba pegado a toda la parte trasera de su cuerpo calentándolo aún más. -Buenos
días, preciosa. Es momento de despertarse- una voz familiar se escuchó en su oído junto a su aliento cálido.
Una mano se desplazaba desde su cintura hasta su cadera de forma estimulante. Clara ya ni pudo quedarse con los ojos
cerrados y pestaneó pesadamente encontrando delante de ella un pecho duro y definido donde algunos mechones negros
estaban sobre él. Aun así no era de él de dónde provenía la voz, este pecho tenia una respiración pesada y constante dictando
que aún estaba dormido. Entonces...
– Preciosa – Ethan, acostado detrás de ella, pegando su cuerpo desnudo al de ella sonrió dejando un beso detrás de su cuello.
Ella giró un poco su cabeza dado que no pudo mover nada de su cuerpo. Se encontró acostada en el medio de la enorme cama
de Dixon, pero entre los dos lobos. Dixon delante de ella, con razón lo duro de su almohada que en este caso era el brazo de él,
y detrás Ethan. No sabía cómo se habían ingeniado pero las piernas de los tres estaban entrelazad debajo de la gruesa colcha

peluda.
– Ethan, espera – ella jadeó ligeramente cuando este le palpó el vientre bajo. Eso la estremeció y no por el motivo que el lobo
podria imaginar. Por su parte el lobo se pegó más a ella lamiendo el costado de su cuello y pasando
su mano por todo el vientre plano de la loba presionándolo provocativamente. -¿Qué ocurre? Acaso no te gusta, después de lo
que hicimos anoche. No era eso, era que... -Espera- Clara agarró su muleca en un intento de alejarlo e intentó levantarse, pero.

el brazo grueso del lobo era realmente pesado. Realmente pesado. -¿A dónde vas?- Ethan bufó ligeramente bajando su mano
peligrosamente, rozándose contra el trasero de ella. Pero, a diferencia del lobo que se estaba excitando por el supuesto juego,
ella necesitaba levantarse, en serio. -Ethan suéltame, ahora-ella forzó aún más para levantarse casi inútilmente. -Clara – el lobo
besó su hombro ignorando la lucha de ella, ya sabía bien que ella sucumbía fácil a sus toques, así que solo debía hacer su
magia – Aprovechemos que mi hermano está dormido para.
-Que me sueltes, demonios- ella le grito usando toda su fuerza para apartar su brazo de una vez y sentarse en la cama.
– Podrían callarse de una m*****a vez esta vez fue la voz de Dixon la que se escuchó sumamente grave mientras se removió
ligeramente en la misma posición. Había levas marcas de ojeras debajo de sus ojos. – Alguien se levantó gruñón- Ethan se
burló intentando agarrar de nuevo a Clara. La loba notó su intención y se movió rápido pasando por encima de Dixon
poniéndose del otro lado. Eso hizo que el alfa abriera por completos los ojos y la mirara por encima del hombro. -¿Qué haces?
Vuelve a la cama. Y ya clara no pudo aguantarlo más. – Malditas bestias, tengo que ir al baño. ¿Cómo lo van a entender? – y se
arrastró rápido por la cama para caminar rápido hacia el baño y encerrarse.
Al fin, unos segundos de intimidad con ella misma y sus necesidades. Acaso ellos pretendían que ella orinara encima de la
cama. Que se jodieran no. Por mucho que les gustara el olor de los fluidos de ella, no lo haría delante de ellos.
Pero para su sorpresa encontró que su cuerpo no estaba tan limpio como ella imagino. El olor de los dos machos allá fuera
estaba bien impregnado en su cuerpo, tanto dentro como por fuera. Y fue fácil el saber por qué, su vientre tenía algo encima de
él, apenas perfectible, al igual que el interior de su sexo.
Acaso...
Apretó los dientes. Ellos habían hecho de su cuerpo lo que les había venido en gana cuando...
Se quedó paralizada.
La noche anterior. La ceremonia, la corrida de la manada... lo que había venido después... después... aquella voz, aquellas
voces, antes de revolcarse con sus mates. 1
Su cabeza dolió. ¿Qué realmente había ocurrido?