Para Elías, la implicación que había detrás de sus palabras, tan detenidamente expresadas y
firmemente organizadas, no había pasado desapercibida. Anastasia le estaba pidiendo que
desapareciera de su vida por completo. Ella nunca trató de ver las cosas desde su punto de vista; en
lugar de eso, trató de construir muro tras muro entre ellos para que de esa manera pudiera ocultar los
sentimientos que tenían el uno por el otro. En ese momento, la cuerda del corazón de Anastasia se
tensó, y se sintió como si algo dentro de ella se rompería en cualquier momento. Ella lo vio con
atención, su mirada trazando sus atractivos rasgos con la esperanza de encontrar un destello de
emoción. Por suerte, el hombre era un campeón cuando se trataba de poner una cara de póquer, por
lo que no podría ver ni siquiera un ligero cambio en su expresión. ―Estaré de acuerdo con lo que sea
que propongas, pero también hay algo que quiero que hagas por mí.―Elías finalmente dijo mientras
apoyo los codos en el respaldo del sillón y se recargó en el asiento de manera despreocupada. Había
levantado su mentón en un ángulo casi arrogante, revelando su quijada perfecta. La elegante curva de
su cuello se extendía hasta donde su escultural clavícula estaba parcialmente oculta por la solapa de
Follow on NovᴇlEnglish.nᴇtsu camisa, y por alguna razón, se miraba muy atractivo y peligrosamente seductor. Anastasia no pudo
evitar mirarlo un par de veces más. «No me pedirá que haga ninguna locura, ¿o sí?». Decidió
escucharlo. ―¿Qué cosa? Solo te advierto que tal vez no seré capaz de hacer lo que sea que quieras
que haga ―dijo. ―Oh, sin duda serás capaz de hacerlo ―dijo confiado. Anastasia lo miró escéptica.
―Entonces te escucho. Elías levantó la ceja mientras la diversión y la picardía brillaban en sus
oscuros ojos. ―Dame un beso. La sorpresa se extendió a través de ella, y era casi como si estuviera
operando por instinto cuando volvió en sí. ―¡De ninguna manera! Él no parecía como si la fuera forzar
a hacerlo, ya que se puso de pie y se mostró indiferente. ―Está bien. Eso solo significa que tampoco
tengo que estar de acuerdo con lo que sea que me pidas hacer. ¡Podemos dejar que esta situación de
querer o no querer continúe mientras pueda! El pánico la invadió ante la perspectiva de eso, y lo
detuvo con su brazo. ―¡Oye, no te puedes ir hasta que las cosas queden claras entre nosotros! ―Yo
ya he dejado mi parte clara, pero tú te negaste a hacerlo.―Elías señalo infelizmente. «¿Es tan difícil
para ella besarme? ¿Hará que su vida sea más corta, sangrara medio litro de sangre o qué?». Los
pensamientos de Anastasia estaban gritando. Se encontraba desconcertada mientras dijo:―¿Hablas
en serio? ¿Realmente me dejarás sola si solo…te beso? ―Tienes mi palabra ―prometió mientras sus
labios se curvaron en una sonrisa pícara. Después de todo, puede que aun tenga una oportunidad de
cambiar las cosas. Ella estaba tan nerviosa que la sangre se le fue a su rostro, mientras apretó los
labios y se sumía en un furioso debate contra ella misma. La idea de besarlo era suficiente para
sumirla en esta crisis sin precedentes. Si acordaba a esto y lo besaba, regresarían a ser unos
extraños; si se negaba, su continuo enredo solo vendrá con el riesgo de que Helen se presente con el
acompañante masculino y amenazara con destruir la vida de ella y Alejandro. El poner una distancia
segura entre ella y Elías estaba claramente en sus mejores intereses en este momento, y se preguntó
porque siquiera estaba teniendo este dilema en primer lugar. Anastasia estaba tan sumida en sus
pensamientos que ni siquiera se dio cuenta que la expresión de Elías se había endurecido.
Difícilmente podía creer que ella no estaría dispuesta a besarlo, tanto que parecía que estaba
considerando las ventajas y desventajas. Finalmente, una mirada clara y decidida, brilló en sus ojos,
se encontró con su mirada mientras aceptaba.―Está bien. Te besaré, pero tienes que cumplir tu
palabra. No se puede cambiar de opinión. Elías sintió su diversión desaparecía en un tiempo récord.
Follow on Novᴇl-Onlinᴇ.cᴏmElla solo había aceptado besarlo para que los dejara solos a ella y a su hijo. Era como jugar verdad o
reto, y la persona que eligió reto sería recompensado con un millón en efectivo como premio si lo
hacía. En ese caso, Elías sería besado solo porque era un reto de su parte, y ella estaba obteniendo
su antigua vida a cambio. Ya que no quería dar marcha atrás tan fácil, dijo:―Tienes cinco segundos.
Si no me besas durante este plazo de tiempo, se termina el trato. El corazón de Anastasia se hundió.
¡Ella tenía que inclinar su cuello solo para mirarlo, y no había manera que pudiera besarlo mientras
estuviera de pie!―Vayamos a mi habitación ―sugirió después de considerar la vergüenza que pacería
si su hijo los encuentra besándose en la sala. Elías entrecerró los ojos mientras la mirada dirigirse a su
habitación. En ese momento, parecía un lobo hambriento que se había fijado en un conejito indefenso.
Entro a la habitación después de ella, Anastasia cerró la puerta y dijo:―No puedo besarte mientras
estás parado. Eres demasiado alto. ―No es mi culpa que seas tan pequeña ―replicó con maldad.
―Tú…―Lo miró con disgusto, maldiciéndolo en su interior. ―¿Aún quieres que te bese o no? Le
sonrió, y parecía que había retomado su humor juguetón mientras dijo con una voz ronca y magnética
que envió un cosquillo por su espalda.―Por supuesto que quiero que me beses.―No podía ocultar la
emoción y el amor en sus ojos.