Capítulo 234devané los sesos, intentando explicarle a Leticia el embrollo de relaciones de la manera más sencilla posible y terminé fracasando. Ya sin ganas de seguir intentándolo, simplementepuse a ordenar mientras le contaba todo a Leticia, de princia fin. Finalmente, lo comprendió.
Llegó a la conclusión de que: "¿Así que él es el futuro cuñado mayor de Isaac?"quedé sorprendida, riendo entre lágrimas: “¿Quién más podría darle vueltas a esto más rápido que tú?" Al Parecer, David había pedido a la señora de la limpieza que fuera antes para limpiar, todo estaba tan limque no había rastro de polvo. Después de ordenar nuestras cosas, simplemente nos desplomamos en el sofá. Leticiamiró de reojo tanteando: "Dijiste que tenías algo importante que discutir conmigo, ¿qué es?" Le dejé saber mientras le pasaba el dossier que Davidhabía dado: "Estoy pensando en empezar mi pronegocio, ¿te interesa unirte?" "¡Por supuesto!" Sus ojos brillaron de emoción.
No pude evitar sonreír y decirle: "¿Así quementiste la última vez en el hospital cuandodijiste que dejarías tu trabajo, que tenías un plan?" "Es que tu plan suena mucho mejor" Dijo Leticia con una sonrisa pícara, mientras examinaba la documentación yescuchaba hablar sobre el origen de Nancy&Dorcy; su seriedad aumentaba: “La verdad es que es muy bonito. ¿Cuándo planeas empezar?" Sonreí diciéndole: "Ahora mismo." Habían cosas que, si decidía hacerlas, no se podían posponer ni un día.
Follow on NovᴇlEnglish.nᴇtLeticia, con su carácter más impetuoso que el mío, al bír eso, aplaudió en señal de aprobació del almuerzo, comenzamos a discutir varios asuntos. Ella se encargaría de elegir la oficina y ubicación de la empresa, mientras que yoencargaría de los preparativos iniciales. Hacien cálculos preliminares, con solo vender el apartamento en Arces Rincón, tendríamos más que s para la inversión inicial. Al día siguiente, contacté a un agente inmobiliapara poner en venta apartamento en Arces Rincón.
En mede la noche, recibí una llamada de Isaac, con un tono desagradable: "¿Vas a vender la cas "Sí." Asentí.
"No te permito venderla." La voz del hombre era dominante y no admitía réplica.
és Levanté la mirada de mi trabajo y estiré el cuello mientras preguntaba: "¿Por qué no? Si no recuerdo mal, esa casa está a mi nombre, y está claramente estipulado en el acuerdo de divorquepertenece." Él soltó una risa fría, preguntando: "¿A dónde te has mudado?" Guardé silenun momento, respondiendo con frialdad: "Eso no te incumbe." "¿La casa de David es más cómoda que la que te di?" La voz del hombre era distante, pero de alguna manera intimidante.
Fruncí el ceño con fuerza, muy disgustada: "¿Todavía tienes a alguien siguiéndome?" Una coincidencia podría explicarse una vez, pero dos veces, ya no tendría excusa.
1/2 10:24) Capitulo 234 Del otro lado del teléfono, el hombre pareció suspirar, con un tono más suave intentando persuadirme: “Sal, ábrla puerta."< Era precisamente lo que había esperado en el pasado Que, como cualquier otra pareja, de vez en cuandomimara y hablara conmigo amablemente. Eso habría sido suficiente para hacefeliz por mucho tiempo, calmándde cualquier mal humor. Pero en ese entonces, mi corazón estaba tan calmo como un estanque muerto. Miré a través de la mirilla y, efectivamente, vi su rostro perfecto e impecable. Con la cabeza ligeramente inclinada, parecía cansado. Probablemente ocupado con asuntos de la empresa y con Victoria. Tener que ser el jefe autoritay al mismo tiempo un hijo obediente.
Apreté los labios diciéndole "Vuelve a tu casa, Isaac. Sidiste la casa, debería tener el derecho a decidir sobre ella.” Desde fuera llegó un sonido claro, como el de un encendedor, a continuación: “¿Necesitas dinero?" Preguntó.
Follow on Novᴇl-Onlinᴇ.cᴏm"Sí." Le respondí sincera.
"¿Cuánto?" Continuó indagando.
Así que le contesté claramente: "Es difícil decir, pero vendiendo la casa, por ahora es suficiente." La voz de Isaac era ronca al decirme: "No toques la casa, te enviaré el dinero ahora mismo."
Abrí la puerta de golpe, toda la frustración que quería desahogar se evaporó al encontracon sus ojos rojizos.sentía menos animada que de costumbre.
Quizás sabiendo que nogusta el olor a tabaco, lo apagó, sus oscuros ojosmiraban fijamente cuandodijo: "¿Puedo entrar?" 10:24 #