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Cuando Rodrigo se marchó, sólo quedaron Alejandro y Clara en la sala.
Cuando Clara entró en la sala, oyó a César decir que este hombre había vuelto a vomitar sangre, y no solo un
poco, por lo que su corazón no pudo evitar sentirse un poco asustada.
Si Alejandro no puede superar esta calamidad, o si es una enfermedad crónica que no se puede curar en el futuro,
entonces ella nunca será capaz de devolverle este favor, y ella vivirá sintiéndose
culpable todos los dias.
Así que, se acercó a la cabecera de la cama con rostro sombrío y serio, agarró de mal humor la
muñeca del hombre y la giró para tomarle el pulso.
Los ojos de Alejandro se abrieron ampliamente al ver a esta mujer que se ensañaba con él, como si
una vieja y experimentada médica china quien le estuviera diagnosticando.
-Tu estado físico actual no es muy optimista, debes tomar la medicina inmediatamente, ¡puede
que sea demasiado tarde para tomarla mañana!
Clara estaba tan enfadada en su corazón que estaba a punto de tirar la mano del hombre.
Pero inesperadamente, Alejandro, reaccionó con rapidez, agarrando instantáneamente su pequeña mano,
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Clara se asustó de repente y se le cortó la respiración.
-Manos tan frías, hace frío afuera, ¿verdad?
Alejandro con sus dedos ásperos frotando suavemente el dorso de su mano, al ver que una cicatriz
está todavía allí, él tenía el corazón roto y se sentía culpable, su voz oscura y ronca: -Lo siento,
necesitas venir por mí.
-¡Si sabes que te sientes mal, deberías usar la medicina obedientemente! ¿Qué estás haciendo?
Clara suprimió por la fuerza su mente desordenada, apretando los dientes y apartando la mano de la palma de
Alejandro: ¿Eres un bebé? ¿No puedes tomar tu propia medicina? ¿Todavia necesitas
que te alimente?
-No.
–
Alejandro se sobresaltó al notar que su corazón se detenia un poco, se le hacía un nudo en la
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Sólo quiero verte, Clara.
-¿Así que puedes tomar tu medicina cuando me hayas visto?
Clara no sentia muy útil al ver a un hombre siempre con una actitud tan humilde.
Recordando las palabras de su Arturo y Aarón, incluso sintió un poco de resistencia y agitación. desde su corazón, e
impacientemente levantó su muñeca para mirar su reloj: -¡Date prísa y come, tengo que volver a Valencia después
de eso, es raro que i Arturo venga a casa para reunirse con nosotros, no tengo tiempo para pasar contigo aquí!
Alejandro quedó con el corazón destrozado por su actitud enérgica, sus dedos se apretaron
lentamente.
La esposa que tanto lo amó en el pasado, ya no tiene la mínima paciencia con él. Pero al final, solo puedes culparte
a ti mismo.El camino para redimirla es largo, y tiene mucho camino por andar.
Pero él seguia deseando esforzarse al máximo hasta el día en que ya no fuera capaz de amarla.
-Clara, me volví asi por ti.
Viendo que las palabras no funcionaban, para pasar más tiempo junto a ella, Alejandro se hizo descaradamente el
canalla: a vida por ti, no deberías dejarme aquí solo sin cuidarme. Entonces, ¿ qué quieres exactamente? -Los ojos
de Clara estaban ligeramente enrojecidos, translúcidos de
exasperación.
-Cuida de mi hasta que pueda salir del hospital-Alejandro miró profundamente su rostro
hermoso.
Follow on Novᴇl-Onlinᴇ.cᴏm-¡Jajaja!
Clara mostró una risa enfadada, y dijo: -¡Nunca había visto a alguien con una cara tan descarada!
Efectivamente.
Alejandro ya no podía soportarse a sí mismo.
Pero, aunque no supiera cómo perseguir a Clara, sabía cómo perseguir a una señora.
Había visto mucho cómo Rodrigo perseguía a las mujeres en el pasado, y no importaba qué tipo de mujer fuera, no
podía escapar del ardiente enredo del hombre.
Ardiente, no sabia qué hacer, pero trataria de intentarlo.
-Escucha, Alejandro, ahora no soy tu esposa, ni soy la sirvienta de la familia Hernández, no tengo ninguna razón
para seguir cuidando de ti.
Los ojos de Clara eran fríos, su cuerpo también exhalaba un austero escalofrio: -Y yo cuidé de ti cientos de veces
antes, ¿necesito de ti? ¿No crees que soy un monstruo? Ahora me suplicas que me quede, ¿estás loco?
-¡Sabes lo que siento por ti Clara!
Alejandro tampoco sabe cómo más impresionarla, sólo puede confesarle su corazón mirándolo a sus ojos
estrellados tan ardientes y sinceros: -No me importa lo que sientas por mí ahora, asco u odio, no me importa.