La Caída y el Rescate del Amor Novela

Capítulo 1058

¡Los dos ancianos y Selena estaban sorprendidos!

Parecían no haberlo asimilado en absoluto.

Sólo David dejó el tenedor encima de la mesa, se limpió con una servilleta y se levantó de su asiento.

“Vamos.”

Todos centraron su atención en él.

¿lr?

¿A dónde?

¿Al ayuntamiento?

¿Eh?

¿Qué está pasando?

“¿No es… demasiado pronto?”

Selena estaba realmente confundida.

Apenas ayer estaba lamentándose de que pronto iba a casarse, pero no esperaba que fuera tan pronto que no

llegara ni a veinticuatro horas.

Su ceremonia de compromiso aún no se había celebrado…

Compromiso y matrimonio, ¿no hay una gran diferencia?

¿Matrimonio?

¿Ella… iba a ser la esposa de David ahora?

No tuvo tiempo para pensar más. David apartó la silla, caminó hacia ella, la levantó de la silla, luego se dio la vuelta

y caminó hacia la puerta.

“Tú… ¿qué estás haciendo?”

“Casarme.”

Felisa se apresuro

Luego ella misma abrió la

del

“¡Rápido! ¡Sube al auto!”

“¡Cuidado, no la golpees!”

primera en salir y le pidió al conductor que arrancara el auto.

invitando a David a entrar.

“¡Eso es, cierra la puerta!”

**Conduce más rápido! No, ¡la seguridad primero!”

Selena estuvo bastante atontada durante todo el proceso.

Esto…

Realmente sentía como si hubiera sido secuestrada por bandidos.

No fue hasta que el auto llegó a la oficina del Registro Civil que David la bajó del auto.

Como Felisa había hablado con el ayuntamiento con anticipación, ya había alguien esperándolos en la puerta que

los llevó directamente a la sala VIP

Cuando se dieron cuenta de que los que se iban a casar hoy eran David y Selena, los empleados quedaron

prácticamente atónitos.

¿Qué… qué está pasando?

Ya sabían que la Srta. Morales de Sele Internacional habia anunciado su compromiso. ¿Acaso su prometido era

David?

Demasiado increíble, demasiado increible…

La joven se sentó en el sofá de cuero. Cuando el encargado tembloroso le entregó los documentos, ella dijo con

cierta verguenza: “No traje mi identificación…”

El hombre agitó sus manos rápidamente, “No importa, no importa. Nosotros nos encargaremos de eso.”

Miró los documentos frente a ella, y de repente sintió como si estuviera en otro mundo.

Casados…

¿Ella sería la esposa legítima de David en solo cuestión de segundos?

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Muy increible.

Cuando levantó la mano para llenardos espacios en blanco en los documentos, se dio cuenta de que todavía tenía

el tenedor que había usado para

comer.

Se detuvo, levantó la vista y vio a Felisa cubriéndose la boca y riendo suavemente a su lado.

El encargado del ayuntamiento le entregó cuidadosamente un bolígrafo.

Sonrió avergonzada, dejó el tenedor a un lado y tomó el bolígrafo.

Miró los documentos durante mucho tiempo antes de llenar los espacios en blanco con su nombre, nacionalidad,

fecha de nacimiento…

Cuando escribió su fecha de nacimiento, sintió un amargor en su corazón.

Mamá…

A los veintiséis años, yo… me casé.

Me casé con el hombre al que amo profundamente.

Un hombre muy bueno, un hombre muy bueno…

Digno de mi confianza, un hombre al que puedes confiarme con tranquilidad…

En menos de diez minutos tuvo el certificado de matrimonio en la mano, todavía sentada alli, como si todavia

estuviera en un estado de confusión.

Estaban realmente casados.

David rio y la levantó, llevándola de nuevo al ayuntamiento.

Felisa se fue con una sonrisa en su rostro.

El auto volvió a la casa familiar de los Terrén. Elisa y Tauro estaban esperando en la puerta. Al ver a Selena en los

brazos de David, y el certificado de matrimonio en su mano, sus ojos se iluminaron.

“¡Ustedes dos se casaron!”

“¡Si!”

David asintió con satisfacción. Selena miró a los dos ancianos y dijo: “Abuelo, abuela.”

La respuesta de Elisa fue muy fuerte. Al ver que Tauro no respondía, se aclaró la garganta a propósito.

La cara del hombre se torno de un color distinto, luego respondió con cierta incomodidad.

David levantó una ceja, tomó a su esposa en brazos y se fue directamente a la planta de arriba.

Tauro giró y lo miró llevándosela, sus ojos se abrieron de golpe.

“Ya sea de dia o de noche, tan descaradamente… no tenía vergüenza…”

“¿Nuestro nieto tiene algún problema en cierto aspecto?”

Elisa habló de repente, logrando atragantar a Tauro con sus palabras.

“¿En qué aspecto?”

“No te hagas el que no entiendes.” Dijo echándole una mirada.

La cara de Tauro se puso roja, “¿Qué estás diciendo?!”

“¿Preguntas en qué aspecto tiene un problema? ¡Por supuesto que es en lo sexuall¿No te parece que el tiempo de

tu nieto es muy corto?!”

Antes de que Tauro tuviera tiempo para asombrarse, Felisa, que entraba por la puerta, casi se resbala y se cae al

suelo.

Por suerte, logró agarrarse del marco de la puerta y evitar un accidente.

“…Mamá… ¿Qué… qué estás diciendo?!”

David… él…

Elisa suspiró profundamente.

“Cuando le pedí a Selena que fuera a echarse una siesta al cuarto de David, no pasaron ni unos minutos desde que

él entró que ya habian terminado. ilgual ahora, ella lo llamó para cenar… y en menos de diez minutos ya estaban

aquí!”

Felisa se enderezó, “Es que… no deben haber hecho nada, ¿verdad?”

BEMERK

Elisa la miró, “¡No te preocupas por tu propio hijo! ¿No viste la cara de Selena cuando bajó las escaleras? Tenia la

boca roja… claramente paso algo…”

Felisa frunció la comisura de la boca.

Para ser honesta, tampoco estaba segura de lo que habia pasado entre ellos dos.

“Llevan mucho tiempo juntos, ya deberían tener un hijo…”

El rostro de Elisa se volvió aún más serio, y el corazón de Felisa comenzó a latir con fuerza.

Pensándolo bien, parecía tener sentido.

“¿Qué tonterías están diciendo?! ¿Cómo un problema un hombre de la familia Terrén podría tener ese problema?!”

El rostro de Tauro estaba rojo como una manzana. Pensaba que hablar de esos temas con esas dos mujeres era

realmente embarazoso.

Capitulo 1058

Elisa lo ignoro y agregó, “Verdadero o falso, vamos a comprar algunas cosas para fortalecer el cuerpo de David.

No puede hacerle daño.”

Felisa asintió repetidamente, parecia que estaba a punto de romper a llorar.

Al dar la vuelta, se escondió en un rincón, sacó su teléfono y comenzó a quejarse con su marido.

“Querido, ¿cuándo vas a llegar a casa? ¡Snif… nuestro David…”

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