Capítulo 105
Dentro de la oficina, el guardia de seguridad entro para echar a Kylie del lugar. Samuel se
quedó mirando el almuerzo en la mesa de café y de repente perdió el apetito.
Kylie se enfureció después de que la echaran. Fue a Kathleen y llegó al fondo de todo.
En ese momento, Kathleen y los demás acababan de terminar de trabajar y se preparaban
para volver a casa. Se encontraron en el vestíbulo.
– Kathleen Johnson, eres demasiado malvada. Me has metido en un lio-gruno con rabia.
Kathleen respondió tranquila:
– ¿Yo? ¿Meterte en problemas?
-¡Si! Me dijiste que le llevara algo de comer a Samuel, pero él acabó echándome de alli.
Los dos debieron planear esto juntos para avergonzarme -acusó Kylie, que seguia
enfadada.
-Oye, tu eres la que queria ir -dijo Kathleen para señalar lo obvio.
-¡Eso no es cierto en absoluto! -replicó Kylie con los dientes apretados-. Te pregunté si te
parecia bien, y me dijiste que estaria bien. Sabias que Samuel me echaria del lugar, pero
me dejaste ir de todos modos. Eso es una traición.
Kathleen se rió al escuchar esos estúpidos pensamientos.
-¿Qué clase de lógica es esa? También te dije que te murieras, pero sigues aqui.¿no?
Además, no soy la jefa del Grupo Macari y no puedo hacer nada sobre lo que pasa alli, asi
que deja de hacer el ridiculo.
– ¿Cómo es que no eres la jefe? -refutó Kylie enfadada mientras los celos la
abrumaban-:Samuel me dijo la verdad. Cuando los dos se divorciaron, te dio todo lo que
tenia, jasi que ahora eres la mayor accionista del Grupo Macari! Tu patrimonio neto supera
ahora los cien mil millones.
Kathleen se quedó sin palabras. Steve y los demás también miraron sorprendidos.
«Es rica!», se percataron.
-Eso no es cierto -respondió Kathleen.
-Puedes preguntar por ahí si no me crees-pronunció Kylie, que estaba a punto de llorar-; Tu
eres la que me intimida.
– Kylie, deja ya de ser tan descarada -advirtió Kathleen mientras miraba con frialdad a la
enfadada mujer-: ¿De verdad crees que no puedo echarte de aqui? Lo único que hice fue
mirar para otro lado, y no deje que tu empresa te pusiera en espera durante unos años.
Tampoco pedi al equipo de producción que te echara, pero eso no significa que sea
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Kylie se quedó atónita,
-¡Deja de hacer el ridiculo porque si te vuelves a meter conmigo, te devolveré el golpe! -
continuo Kathleen sin piedad.
Kylie empezó a temblar y a sollozar. Con eso, Kathleen se volvió hacia los demás y dijo:
-Vamos.
Todos los demás asintieron.
Kylie dudó un momento antes de irse con la multitud.
Esa tarde, el rodaje se detuvo. El equipo de producción tuvo que ir a una reunión y hablar
sobre si querian mantener a Kylie contratada.
Kathleen empaco sus cosas y se fue poco después. Condujo hasta la mansión Florinia,
pero no se bajó del coche. Solo se sentó alli en silencio.
Sebastian no tardo mucho en aparecer por la puerta principal.
-Señorita Johnson, por favor, pase y siéntese dentro – dijo con amabilidad.
Kathleen miró al tipo y respondió:
-Estoy esperando a Samuel.
-Esta de camino a casa -informo-. Se ha enterado de que llegó, asi que viene temprano.
En circunstancias normales, no llegaría hasta las nueve o diez de la noche.
-Eso no tiene nada que ver conmigo -respondió ella con expresión estoica. Sebastian no
respondió a esa afirmación.
-Uhm, tal vez deberia esperar dentro de todos modos. El Sr. Macari insistiria en que
entrara en la casa cuando llegue.
Kathleen dudó un momento antes de salir del coche y entrar con Sebastian. El lugar
permanecía sin cambios y tenia el mismo aspecto que cuando ella se marchó, hace un
año.
Cuando llegó a la puerta principal de la mansión, se detuvo y pregunto:
-¿Vive aquí Nicolette?
Sebastian se quedó sorprendido.
-¿De qué está hablando, señorita Johnson? Esta es la casa que el Sr. Macari ha construido
para usted y solo para usted, asi que ¿por qué habría de estar aqui alguien más? El Sr.
Macari ha estado viviendo solo en este lugar durante el último año.
-Ah, asi que Nicolette no vive aqui -murmuró Kathleen. No captó el mensaje que Sebastian
estaba enviando
Ella había enviado a alguien a investigar el asunto, pero todavia no podia averiguar donde
había escondido Samuel a Nicolette. Al principio, penso que lo haría en el lugar menos
esperado.
«Supongo que no es el cason.
Kathleen entró en la residencia con Sebastian y se sentó en el salón.
Sebastian pregunto con amabilidad:
Sra. Johnson, ¿puedo ofrecerle alguna bebida?
-Un poco de café, por favor.
-Entendido -acato Sebastian antes de irse a preparar todo. Sin embargo, hizo algo más
que llevarle un café. Tambien preparo algunos de sus aperitivos favoritos.
Kathleen se tomó un café y comió un poco. No tardó en llegar el sonido de un coche
chirriando desde el exterior de la casa.
Samuel salió de su Maybach y se apresuró a entrar en la mansión de inmediato.
Pronto apareció en la sala de estar…
En ese momento, llevaba un esmoquin negro con una camisa negra, por lo que parecia
regio pero inalcanzable. Kathleen, por su parte, llevaba un jersey rosa y unos vaqueros
negros, lo que le daba un aspecto tan dulce como despampanante.
– Pensé que sólo estarias aqui cuando fuera la hora de la cena -comentó Samuel mientras
se quitaba el abrigo. Se lo entregó a Sebastian y luego se dirigió a ella antes de sentarse.
Kathleen tenía la cabeza baja todo el tiempo. Ansioso, Samuel no sabia que hacer con sus
piernas, asi que termino cruzándolas. Sus finos labios se curvaron en una sonrisa mientras
se burlaba:
-No estás aquí para una paliza, asi que relájate.
Kathleen respiro hondo.
-Tengo una pregunta para ti.
-Adelante. Te diré todo lo que sé -respondió Samuel mientras sus ojos brillaban con
calidez.
– Le dijiste a Kylie que me habías dado todo lo que tenias. ¿Es eso cierto? – preguntó con
calma.
-Si -respondió Samuel antes de asentir.
-¿Por qué no lo sabia? -ella frunció el ceño.
-Está escrito en el acuerdo de divorcio. ¿No lo has leido?-le sonrió. Kathleen se mordió el
labio y respondio:
Follow on Novᴇl-Onlinᴇ.cᴏm– Te lo doy. Es tuyo y no lo quiero.
-No hay razon para retirar el regalo que ya he dado. Ahora es tuyo =sus ojos oscuros
brillaron con sinceridad al mirarla vEso no es todo. Yo también soy tuyo Samuel anadio en
secreto esa frase en su mente,
-No necesito nada de eso-respondió Kathleen. Todavía con el ceño fruncido, dijo: Eso no es
mas que una carga para mi. Samuel, deberías saber que es lo que quiero
La miro tranquilo y luego agarró la taza de café que había sobre la mesa antes de dar un
sorbo.
-Eso es mio -recordó Kathleen. «No puede ver la marca de lápiz labial rojo justo ahi? ¿O lo
hizo a proposito?
-¿Has comido?-preguntó tranquilo.
-No tengo hambre -volvió a morderse el labio. Ayer dijiste que no me harías las cosas
difíciles y que me dirias todo lo que quisiera.
–Lo haré, eventualmente -respondió, Kathleen se mordió un poco el labio.
-¿Que tengo que hacer para conseguir las pruebas?
Dejó la taza de café y ordenó:
-Sebastian, sirve la cena.
-Entendido -respondió el hombre mientras asentia. Samuel se levantó y camino hacia el
comedor.
-Me voy-refunfuñó Kathleen con enfado.
-La prueba que tengo conmigo es la única que existe. No hay otra forma de conseguirla-
recordó Samuel con frialdad-. Nunca te dejare tenerla si sales por esta puerta ahora.
Kathleen se quedó sin palabras. Se quedó mirando su delgada y diminuta figura.
-Ven a cenar conmigo. Te lo daré después de que comamos. Te lo prometo.
– Bien, te creere una vez más –respondió después de pensarlo. «Si vuelve a mentir,
entonces seré yo la idiota por caer en sus trucos una vez más».
Siguió a Samuel hasta el comedor y se sentó a la mesa. Sebastian sirvió los platos y luego
condujo a todos fuera.
Samuel agarró su tenedor y comentó:
– La comida no es tan buena como la tuya, pero al menos te llenaria la barriga.
Kathleen frunció los labios.
-Alegrate de que haya algo para comer ¿Por qué eres tan exigente con la comida? Si no te
gusta este chef, puedes conseguir a alguien que cocine como a ti te gusta. Nadie te lo
impide.