Capítulo 10
La tomó en brazos mientras ciegamente caminaba hacía su escritorio, la sentó en el borde mientras
empujaba los papeles hacia a un lado Jelena tiró de su camisa, haciendo saltar
algunos botones. ¡Maldición! Lo iba a volver loco. Estaba quitándose el cinturón cuando el ruido de la
puerta abriéndose lo sacó de su trance, se volvió a mirar y palideció visiblemente cuando vio a su
hermano, Dimitri, parado en la entrada de su oficina mirándolo con desaprobación. Con rapidez se
movió para tapar el cuerpo semidesnudo de su prometida.
–Los espero en mi oficina en… –bajó la vista hasta la entrepierna de Mikhail que parecía una tienda de
campana – digamos diez minutos masculló su hermano antes de cerrar la puerta con suavidad al salir.
Al girarse a mirarla Jelena había recuperado la compostura y lo miraba con una sonrisa maliciosa
-Veo que no has despedido a tu puta, prometido -expresó Jelena burlonamente.
-Ya te dije que no lo haría, es mi asistente, una amiga y te he dicho que no la llames puta.
-Y yo te he dicho que la llamaré como me salga del culo -replicó sonriendo burlonamente mientras se
pasaba un cepillo por su melena, luego se pintó sus labios, pasó una mota por su rostro y le lanzó un
beso y una sonrisa seductora-. Ya veremos quién gana-amenazó cerrando su polvera-. Te espero en la
oficina de Dimitri cuando hayas terminado de resolver tu asunto – dijo maliciosamente mientras le
señalaba el bulto de su entrepierna-. ¡Ah!, y por favor desecha mi tanga, quedó inservible.
Mikhail empezó a contar tratando de calmarse. Jelena le volvía loco, al punto de que no sabía si
estrangularla o acostarse con ella.
Fue hasta su baño para lavarse la cara, al mirarse en el espejo hizo una mueca al ver los chupetones
que marcaban su cuello y la camisa toda arrugada y con algunos botones desprendidos. Abrió el
pequeño armario que tenía en la oficina para sacar una nueva y se cambió rápidamente. Se anudó una
corbata, se peinó y salió a su oficina por la chaqueta, mientras se la colocaba, su puerta se abrió y
Beatriz entró en su despacho.
Follow on NovᴇlEnglish.nᴇt-Así que esa es tu prometida -afirmó con el rostro serio.
-Sí. -Fue su única respuesta.
-Pensé que habías dicho que habías roto el compromiso. Cuando vi los titulares creí que era un nuevo
montaje de la prensa, veo que no es así.
– Jelena quiso continuar con el compromiso y yo siempre cumplo mis promesas.
-Ya veo, espero que sepas lo que estás haciendo.
-Por supuesto. Ahora discúlpame, mi hermano me espera -dijo saliendo del despacho.
-Claro -respondió Beatriz con voz triste.
Continuamente pensaba que detrás del caballero había un hombre muy pasional y lo acaba de
confirmar por los chupetones que tenía en el cuello y el estado en que salió su prometida.
Siempre se comportó con él como una chica correcta, bien educada y decente, trató de hacerse su
amiga esperando que se enamorara de ella y rompiera su compromiso. Él hablaba poco de su
prometida y, como sabía que era un matrimonio concertado, pensó que tenía una oportunidad. Tal vez
debió ser más agresiva y haberse acostado con él, quería que Mikhail se enamorara de ella, pero ahora,
con esta chica presente, sus oportunidades se veían seriamente disminuidas.
Tendría que hacer algo porque definitivamente quería a ese hombre en su vida.
***
Mikhail abrió la puerta del despacho de su hermano y encontró a su hermosa prometida hecha un mar
de lágrimas y a un incómodo Dimitri consolándola y dándole palmaditas en el hombro.
-¿Qué ocurre aquí?-preguntó molesto.
-Jelena piensa que tienes una relación con Beatriz y, aunque me has dicho que nada más allá de la
amistad te une a ella, entiendo la postura de tu prometida. Ágata me mataría si pasara todo el tiempo
con una mujer tan bonita como tu asistente.
-Lo lamento Dimitri -se disculpó Jelena sorbiendo por la nariz-. No quiero perjudicarla y que pierda su
trabajo, pero ¿no podría trabajar con otra persona? ¿En algún lugar donde no estuviese todo el día con
Mikhail? -expresó la chica lastimeramente.
-Por supuesto. Mikhail, pide a Recursos Humanos que la pase a trabajar con Richard y que la señora
Diane sea tu nueva asistente. -Volviéndose hacia su futura cuñada, aclaró-: No te preocupes, Jelena, la
señora Diane, la asistente de Richard, es una mujer de mediana edad muy responsable y respetuosa
con su trabajo.
-No -objetó Mikhail-, Beatriz ha sido mi asistente por dos años en los cuales ha demostrado ser una
trabajadora muy eficiente y responsable. Además, estoy en medio de una negociación y ella está
inmersa en todo el papeleo que conlleva, no es el momento de hacer ese tipo de cambios.
-Entonces el traslado será efectivo una vez firmado este acuerdo. Sin discusión, es mi última palabra,
¿entendido? -Sí, hermano, lo entendí perfectamente -contestó apretando los dientes. – Jelena, ¿te
parece bien este arreglo? -preguntó Dimitri. -¡Oh! Sí, muchas gracias, Dimitri. Me hubiese gustado que
fuese enseguida, pero me quedo mucho más tranquila. Mi prometido es un hombre muy guapo y no me
gusta que las mujeres lo miren mucho, soy un poco celosilla -respondió riendo suavemente. 1
-De nada, cuñada. Ahora bien, ¿cuándo es la boda? Tu padre me llamó ayer, estaba furioso por la
noticia que salió publicada en la prensa amarilla.
-La boda será en tres semanas, mis hermanas ya se están ocupando de los preparativos – respondió
Jelena ante la imposibilidad de hablar de Mikhail-. Creo que es preferible que me marche, ustedes
tendrán mucho que hablar.
-No -advirtió categóricamente Mikhail-, viniste para que te llevara a almorzar y eso haré, yo siempre
cumplo lo que prometo. -Luego, dirigiéndose a su hermano añadió-: Dimitri, estoy seguro de que
Alexander y Katerina estarán felices de verte, luego hablaremos, hermano. —
Despidió a su hermano de mala manera, pensó que iba a estallar de rabia en cualquier momento.
-Está bien, pero necesito hablar contigo para que aclaremos algunas cosas –respondió Dimitri
seriamente-. Vete a comer con tu prometida, volveré más tarde.
Mikhail estaba furioso, la muy descarada había montado un drama, logrado su objetivo y ahora pensaba
que se iba a escapar de su reprimenda. Dimitri había tomado la decisión de trasladar a Beatriz, era el
jeque, el jefe mayor del consorcio y no le quedaba más opción que obedecerlo. Tomó a Jelena del brazo
Follow on Novᴇl-Onlinᴇ.cᴏmy la sacó de la oficina de su hermano. La muy rencorosa le clavó las uñas en la mano, entonces se dio
cuenta de que la estaba apretando muy fuerte y aflojó el agarre, pasaron largos segundos antes de que
la chica hiciera lo mismo. El silencio en el ascensor era sepulcral, no se atrevía a hablar para no gritarle,
se montaron en el coche y al final Mikhail habló.
-Nunca más vuelvas a manipular la situación de esa manera.
-Vete a la m****a, te dije que la sacaras de tu oficina y no me hiciste caso. Te lo advertí, no dejo ofensa
sin cobrar y no me importa el método que tenga que usar para lograr lo que quiero. -¡Maldición, Jelena!
¿Te has vuelto loca? Jelena palideció, en su mente volvió a escuchar las mismas voces del pasado
¡Loca! ¡Jelena está loca! ¡Jelena va al loquero!
-Nunca vuelvas a llamarme loca, ¿oiste?-le gritó furiosa. Respiraba agitadamente, cerró los ojos
tratando de callar las voces del grupo de acosadoras de su colegio cuando descubrieron que iba con un
psiquiatra. Respiró profundo y agregó con voz temblorosa-: Llévame a casa, no tengo apetito.
Mikhail se quedó mirándola, estaba al borde de las lágrimas y miraba a la ventanilla para no verlo.
¡Maldición!, no sabía qué hacer con las lágrimas. No podía ver a una mujer llorando porque siempre
trataba de arreglar todo lo que estuviese mal con tal de que dejara de llorar.
-Lo lamento, Jelena, perdí los estribos. Quiero que nos llevemos bien, pero no me gusta que me
manipulen. Por favor, acompáñame a almorzar, no me gusta comer solo.
-Está bien –respondió ella son suavidad-. Tengo el coche aquí, luego deberás traerme de vuelta para
recogerlo.
Después de recuperar el control sobre sus emociones la joven decidió que por el resto del día se
comportaría correctamente. Ya había hecho suficiente por el momento, quería amargarle la vida a
Mikhail, pero no que saliera corriendo. Además, estaba agotada por el enfrentamiento; debía relajarse
un poco para poder disfrutar del almuerzo, le encantaba el restaurante al que iban.
Si tenía que casarse con Mikhail debía aprender a contentarse con los pequeños placeres que día a día
se le presentasen y la comida, definitivamente, era uno de ellos.
Mikhail estaba un poco preocupado por los cambios de humor de su prometida, no era normal
que ella pasara de la furia a la tranquilidad o que hiciera las cosas que hacía, se preguntó si habría
cosas de Jelena que sus hermanos no le hubiesen contado.