Capítulo 641
Sintiendo su distanciamiento, la sonrisa en el rostro de Matilda se congeló.
¡Debería verte, déjpelarte una manzana!
Antonia frunció los labios con desagrado.
No quería ver a Matilda, porque la presencia de Matilda siempre le recordaría los asquerosos recuerdos de haber estado encerrada en el sótano del chalet de Tadeo, y Matilda seguía embarazada del hijo de Tadeo, y estaba haciendo todo lo posible para contenerse no regañó a
Matilda.
-Mati, para, tengo una cuidadora, quédate conmigo charlando.
-De acuerdo.
Matilda tampoco quería hacerlo, en cuanto Antonia terminó de hablar, dejó el cuchillo de la
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De repente, notó que su móvil vibraba en su bolso.
Matilda sacó el móvil y que era un mensaje de texto de Tadeo, su cara cambió de repente.
-Mati, si tienes algo que hacer, no te preocupes por mí, lo que pasa es que yo quiero
descansar.
-Bien, entonces señora Guerrero, nos vemos otro día.
Tras decir esto, Matilde se marchó a toda prisa con su bolso.
Al salir del hospital, recibió la llamada de Tadeo.
Matilda apretó los dientes y la cogió, diciendo enfadada: -Te dije que no volvieras a llamarme.
Tadeo sonrió y dijo lentamente: -Tengo una forma de acabar con Natalie y hacer que
Leonardo te preste atención al mismo tiempo, ¿quieres escuchar?
Matilda se mostraba escéptica, -¿Tú estás tan amable?
-No lo hago por ti, lo hago por tu hijo.
Tras un momento de silencio,/Matilda dijo fríamente: -¡Duna dirección!
Después de que Tadeo le una dirección, Matilda colgó y cogió un taxi.
Poco después de que Matilda se marchó, un médico entró en la sala con un documento.
-Antonia, ha salido el infode identificación que pidió.
Antonia se incorporó deprisa, alcanzó el infoy no pudo esperar a pasar a la última página.
última
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Cuando [Se ha determinado que las secuencias de ADN de ambas partes no se corresponden con la paternidad], le estalló el cerebro y se quedó congelada en el sitio.
Luego, un escalofrío le subió a la planta de los pies.
Leonardo no era su hijo, así que ¿dónde estaba su hijo?
Y… ¿Por qué Leonardo se parecía tanto a Ramón?
Una pregunta tras otra, Antonia sólo sentía que el cielo se había derrumbado, el hijo que había criado durante más de veinte años no era suyo, nadie podía aceptarlo.
Al ver su rostro pálido, el médico dijo rápidamente: -Antonia, ¿estás bien? ¿De quién es este ADN?
Antonia recobró el sentido y negó con la cabeza: -Estoy bien, tengo un poco de sueño, otro
día te invito a cenar, tú vete a trabajar.
Aunque estaba dudando, no hizo más preguntas, asintió con la cabeza y se marchó.
Antonia marcó el número de Ramón con mano temblorosa y dijo entre dientes apretados: -¿ Dónde estás? ¡Ven inmediatamente al hospital!
Tras decir eso, no le oportunidad de hablar y colgó el teléfono.
Antonia volvió a leer los resultados, sus manos se tensaron inconscientemente y del infosalió una arruga.