Capítulo574
Clara rodó los ojos en su mente.
-Dime, Irene. Abuelo cree que cualquier cosa que digas ha sido cuidadosamente considerada—dijo
el abuelo con amabilidad.
-Abuelo, quiero pedirte que traigas a Noa a vivir contigo-dijo Clara, considerando a Fernando
como su propio abuelo y sin reservas.
Alejandro intervino: -Estoy de acuerdo.
Clara lo miró y respondió de manera brusca: ¡No te pregunté!
Follow on NovᴇlEnglish.nᴇtAlejandro entrecerró los ojos, sonrió ligeramente y dijo: -No importa, me da igual si me preguntas
o no, apoyo tu idea de todos modos.
Clara miró al hombre con irritación y apretó los dientes.
-Irene, ¿ha pasado algo con Noa? – preguntó Fernando preocupado.
-Noa tiene autismo, y la pareja Hernández tiene mucho trabajo y una gran familia. Además, están al frente de una
empresa, por lo que temo que no puedan cuidar adecuadamente a Noa. Esto no es bueno para su condición. Así
que, quiero que Noa viva contigo, para que no te sientas solo y también porque estar contigo es beneficioso para
su condición. De esta manera, tendrás a tu nieta
para acompañarte y yo estaré más tranquila-explicó Clara.
En lugar de mencionar el maltrato que Leona le daba Noa, Clara se centró en encontrar una solución que
beneficiara a ambas partes. Lo más importante en ese momento era sacar a Noa de las manos de Leona; los
demás problemas podían esperar. Además, consideraba que los asuntos
familiares eran privados y no quería entrometerse demasiado.
-Irene, tienes un buen corazón. Esto también es culpa mia. Como abuelo de Noa, he descuidado a mi nieta, y eso
es un gran error de mi parte-dijo Fernando con las cejas fruncidas, sintiéndose
culpable y acariciando suavemente la mano de Clara. -Entiendo tu intención. Mañana temprano,
enviaré a Adrian a Villa Mar para traer a Noa aqui.
En Villa Mar, la atmósfera era opresiva. La escena en la que Enrique reprendió a su hijo no solo no
reforzó su autoridad como jefe de familia, sino que también hizo que su imagen se deteriorara
Follow on Novᴇl-Onlinᴇ.cᴏm
frente a la familia Hernández. Después del incidente, Enrique salió de casa, aparentemente para
despejarse y aliviar su frustración, y no planeaba regresar esa noche.
Ema se quedó sola en su habitación, llena de rencor y amargura. Se sintió furiosa por haber perdido el afecto que
había buscado con tanto esfuerzo en tan poco tiempo.
-Maldito viejo. ¡Maldición! Clara, ¡no mereces una muerte tranquila! -murmuró Ema con rencor, sus ojos
enrojecidos por la ira. Odiaba al viejo y odiaba aún más a Clara.
De repente, alguien llamó a la puerta.
-¿Quién es? ¡Dije que no quiero que nadie me moleste! -exclamó Ema con severidad.
-Señora, ¿le gustaría bajar a ver algo? – preguntó tímidamente una criada desde fuera.
-¿Qué pasa ahora? – preguntó Ema con furia.
-Leona ha golpeado a Noa, nadie se atreve a intervenir. ¿Le gustaria bajar y echar un vistazo?