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Clara sentía movimiento a su alrededor como mismo escuchaba murmullos encima de ella. Había un olor raro, mezclado con
varios individuos, pero no solo de lobos también eran algunos diferentes. Se obligó a abrir los ojos para encontrarse aun en su
cuerpo lobuno, con las patas de adelante y atrás amarradas a la par, una gruesa soga alrededor de su morro y acostada de lado
en el suelo. Alrededor de ella podía ver diversas sombras que se movían de un lado a otro y comentaban entre ellos.
Sintió unas manos sobre su cuerpo, pero cuando intentó moverse para apartarse se dio cuenta que estaba paralizada.
Comenzó a temblar y a soltar un gemido lastimero. Tenía miedo, mucho miedo. Primero raptada. Después atrapada así por
extraños que no conocía. Se aterró aún más que antes.
La única idea que le vino a la mente fue cuando fue rescatada por sus mates de las garras de su padre cuando este la había
Por lo que estaba bastante lejos de la manada. Eso la hizo soltar un gemido lastimero y si no estuviera en su cuerpo animal de
seguro estaría llorando.
-¿Estás segura que es virgen?- escuchaba encima de ella sin poder girar mucho la cabeza -Sabes que a él no le gusta
aparearse con lobas que han sido usadas. -¿Quieres comprobarlo tú mismo?- era una voz que había oído antes. Si, la que la
había atrapado apenas en su inconciencia. Uno de los hombres se arrodilló al lado de ella y revisó su nuca encontrando que
estaba limpia, al menos de marcas permanentes.
-Al parecer esta loba estaba en medio de su cortejo. Tiene mordidas en el cuello que se borraran, pero han dejado el olor en
ella. Tendremos que bañarla bien para que él no la rechace- dirigió su mirada y levantó una de las patas de ella. Llevó su mano
al sexo de ella que estaba ligeramente hinchado dado que casi su celo estaba por empezar, y sin consideración metió un dedo
lo más profundo que pudo siendo detenido por una dura barrera. No hubo tanta resistencia debido a que su cuerpo se estaba
adaptando a ser penetrado por algo más duro. -Si, es virgen- lo sacó con un gemido lastimero de la loba- A él de seguro la
encantará. Es una loba joven y virgen. También es pequeña. Esperemos que no la mate en el proceso.
-Él puede ser muy violento, pero al menos está bien adaptado para darnos crías. De seguro la dejará con vida- dijo uno que la
agarró y la puso en su hombro – Yo
me encargaré de limpiarla. Sería un problema que él sintiera de lejos el olor de otro macho.
Clara se dejó llevar sin mostrar resistencia. Solo pudo pedir ayuda a la parte fuerte de ella, la que siempre había enfrentado
todo lo terrible por ella. Sin embargo, esta vez no tuvo respuesta. Las cadenas habían aprisionado a Clara y sus ojos estaban
completamente cerrados. Por más que la llamó esta no reaccionó. Y ella no sabía que hacer realmente en esta situación. La
otra Clara era la que siempre había estado despierta afrontando todos los momentos duros y el dolor. Ahora ella tenía que
hacerles frente y solo podía temblar y llorar de miedo. De terror. Solo quería que eso terminara. Ella no lo había pedido.
EL agua caliente salpico sobre su cuerpo y pronto algo estuvo raspando su pelaje, sobre todo alrededor de su cuello. Lo hacían
de forma fuerte casi rayando encima de las mordidas de sus mates. Dolía, y por más que intentaba alejarse era en vano. Su
cuerpo parecía que había sido drogado, apenas tenía movilidad. Solo leves sonidos saliendo de su garganta.
Cuando el agua caliente volvió a bañarla fue alzada de nuevo y secada de forma rápida para ser llevada a una habitación
pequeña, de puntal bajo y además oscura. Su cuerpo fue puesto en el medio de ella sin que le quitaran las correas.
– Denle algo de comer para que tenga fuerzas. Ella debe caer esta noche en celo, eso le encantará a él.