Capítulo512
La madre biológica de Clara había fallecido muy joven, y desde pequeña fue criada por las tres señoras. Cuando
era joven, María solía acompañarla a practicar boxeo, montar a caballo, tiro con arco, y la escalada, los cuales se
convirtieron en sus pasatiempos. Y gracias a ese pasatiempo, ahora estaba demostrando su valentía.
Cuando Clara, vio que estaba a punto de alcanzar la cima de la montaña, de repente sintió una fuerte sacudida
debajo de ella, y escuchó un retumbante estruendo en sus oídos. Innumerables fragmentos de roca seguían
cayendo hacia abajo, ¡otro deslizamiento de tierra estaba ocurriendo!
-¡Dios mio! ¿Después de hacer tantas buenas obras, donar tanto dinero y acumular tanta virtud, esto es lo que
obtengo?
De repente, las rocas debajo de sus pies se desprendieron, y todo su apoyo desapareció en un
instante.
-¡¡Dios mio bendito, ayúdame!
Miró con terror, sintiendo que la desesperación la invadía. Estaba a punto de caer por el abismo sin
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Una lágrima de descontento se deslizó por la comisura de sus ojos cuando cerró los ojos resignada.
-¡Clara!
Al siguiente segundo, unas manos grandes y ásperas la agarraron bruscamente por la muñeca y la
detuvieron en seco.
Clara sintió que su caída se detenía de repente y abrió los ojos lentamente. Cuando se encontró con
la mirada intensa de Alejandro, tan brillante como las estrellas, su corazón y su aliento parecieron
detenerse al mismo tiempo.
-¡Alejandro.!
¿Era un sueño? ¿Una ilusión?
Su corazón latía descontroladamente, golpeando sus costillas rítmicamente.
-No tengas miedo, estoy aquí Alejandro, con su mirada ardiente, se posó en el pálido rostro de
Clara, mezclando miedo, ansiedad, alegría y preocupación. Todas esas emociones se entrelazaron,
atrapando su corazón palpitante.
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Sudaba intensamente, con su mano izquierda aferrada al barro del suelo mientras sostenía la
mano derecha de ella, sus nudillos blancos mostraban un ligero temblor. Sentía que sus cuerpos
seguían deslizándose hacia abajo y sabía que el peligro aún no había pasado.
Era muy probable que ambos murieran juntos.
–
-Alejandro… Clara susurró su nombre, las lágrimas fluían por sus pálidas mejillas sin que ella se
diera cuenta. -No quiero morir.
A lo largo de este camino, había escalado hasta aquí y superado sus propios límites, siempre
mostrándose fuerte. Pero en el momento en que vio a Alejandro, sintió que la dura coraza que
envolvía su cuerpo y su mente se quebraba por sí sola.
La valiente señorita, que solía ser estaba llorando. Alejandro, con dolor en sus profundos ojos
oscuros, sentia que toda su sangre fluía hacia Clara.
-Tendrás todo el tiempo para llorar después, jahora usa todas tus fuerzas para subir! – Alejandro
Follow on Novᴇl-Onlinᴇ.cᴏmtiró de Clara con fuerza mientras ella hacia todo lo posible para escalar hacia la cima.
-¡Rápido! ¡Este lugar también se está derrumbando! – Alejandro gritó desesperadamente.
–
-¡Lo sé! ¡Estoy escalando lo más rápido que puedo! Clara respondió con los ojos enrojecidos y
lágrimas en sus mejillas, lo que la hacía aún más adorable.
En ese momento, un relámpago iluminó el cielo, arrojando una intensa luz sobre el rostro de Clara.
Alejandro sintió un dolor repentino en la cabeza. Bajo su vista borrosa, Clara parecía haberse
convertido en una niña de once o doce años.
Hubo voces familiares pero extrañas resonando en su mente.
-Pequeña, ¿cómo te llamas?
-Dado que no quieres decirlo, te llamaré Irene.
Alejandro abrió los ojos con asombro, sus oídos resonaban y su cabeza giraba.
Los recuerdos enterrados en lo más profundo de su mente se desataron como un torbellino,
llenando sus ojos de lágrimas.
¡Irene! Resultó que ella era la misma niña que había salvado hace trece años en este lugar, cuando
estuvo al borde de la muerte.