Capítulo 88
Dorian sabia que Amelia en realidad no había abandonado sus estudios.
En los dias después de su regreso al país, le había mandado agradecer a través de Frida.
Abandonar sus estudios había sido un ultimátum, una forma de demostrar que incluso podía sacrificar su futuro para forzar un compromiso por su parte.
Ella estaba dispuesta a apostar, pero Dorian no se atrevia a jugar ese juego.
Aunque estaba molesto porque ella habia aplicado a la universidad sin decirle, excluyéndolo de sus planes, Dorian era muy consciente de su potencial y sabia que continuar su educación era su sueño
Ya había dejado pasar una oportunidad por su hijo, así que esta vez, Dorian no se atrevía a correr riesgos.
No queria ser el verdugo de los sueños de Amelia por el resto de su vida.
La determinación y resolución con la que ella enfrentaba las situaciones era algo que él no podia igualar.
Su futuro era su respaldo, a lo que se aferraba y le daba seguridad, pero en ese momento, para forzarlo a dejarla en paz, habia optado por renunciar
Tan decidida como había sido al renunciar a su hijo y su futuro, asi de resuelta era su decisión de abandonar su
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Dorian, miraba el calendacon ojos oscuros y una frialdad escalofriantes.
En esos dos años, no habia espiado a Amelia; el trabajo había llenado su vida por completo. Dorian pensó que el no molestar era la mejor forma de respeto mutuo.
Tomó el calendario, lo cerró con fuerza sobre la mesa y dirigió su mirada a la pantalla de la computadora. Sus ojos oscuros contemplaban la fecha marcada en rojo, 30 de junio”, que seria en dos días.
La graduación significaba también el fin de su lazo con Amelia.
Mientras no se graduara, al menos sabía dónde estaba esa persona y que no se escaparia.
Su graduación significaba que en el momento en que saliera de la universidad, desapareceria entre la multitud, tal vez para nunca volver a verla en toda su vida.
Los dedos de Dorian en el teclado se detuvieron por un momento, luego levantó la mirada hacia el cielo oscurecido, donde las luces comenzaban a brillar.
Las luces nocturnas eran deslumbrantes y hermosas, pero también frías.
Durante esos dos años, Dorian no había vuelto a la casa que compartía con Amelia. Aunque no la habia vendido, estaba vacía.
Se había mudado a otro apartamento cerca de la oficina.
Ese apartamento había estado deshabitado por dos años, Dorian ni siquiera había contratado a alguien para limpiarlo regularmente, ¿cómo estaría ahora?
Al apartar su mirada de las luces lejanas, apagó la computadora, se puso de pie, tomó su chaqueta del perchero y salió de la oficina.
Yael, todavia ocupado frente a su computadora, a Dorian salir y se levantó con diligencia: “¿Sr. Ferrer, va a salir?”
“No te preocupes, puedes irte a casa temprano.” Dorian respondió mientras pasaba junto a su escritorio.
Yael se quedó parado en su lugar, mirando incrédulo la espalda de Dorian, pensando que un Dorian que no trabajaba horas extra era tan inusual como una lluvia roja del cielo.
Dorian condujo de regreso a su antiguo hogar conyugal.
Durante todo el camino, su expresión era confusa, sin entender realmente por qué volvía ni qué significado tenia
Capitulo 88
hacerlo
Esa casa era como su matrimocon Amelia: cerrado y olvidado por el tiempo.
Al llegar a la puerta, no se apresuró a abrirla; simplemente se quedó parado frente a ella, mirando la gran puerta de bronce cerrada.
Detrás de él, las puertas del ascensor se abrieron y la vecina de al lado, una señora mayor, salió. Al verlo, lo saludó con incertidumbre: “¿Sr. Ferrer?”
Cuando Dorian se volvió ligeramente, confirmando que era él, la señora comenzó a charlar sorprendida: “¿Eres tú de verdad? Hace mucho que no veo a ti o a tu esposa, pensé que habian vendido la casa.”
Follow on Novᴇl-Onlinᴇ.cᴏmEn un complejo de lujo con solo dos apartamentos por piso, los vecinos no se cruzaban a menudo, pero la señora, que había vivido en una pequeña ciudad con un fuerte sentido de comunidad, estaba acostumbrada a la calidez de los vecinos. Solia saludar con entusiasmo y charlar un poco cada vez que se velan, ahora no era diferente.
Cuando Dorian le respondió con una sonrisa educada a la efusividad de la señora, apenas estaba siendo cortés.
Pero la señora no se tomo su frialdad a pecho y sin perder su entusiasmo, siguió hablando mientras la nana esperaba al lado con el cochecito del bebé y ella, con una bolsa de fórmula y pañales en la mano, ya había empezado a charlar: “¿Así que piensan mudarse de vuelta? La verdad es que el lugar se ha sentido un poco solo sin ustedes estos últimos años. Cuando vivían aqui, aunque no eramos de visitarnos mucho, tu esposa era muy amable, siempre saludaba con una sonrisa y ofrecía ayuda con las bolsas o lo que fuera, eso le daba al vecindaun sentido de comunidad. Se fueron sin decir mucho y todo se sintió más vacio, nos costo acostumbrarnos.”
Después, mirando a Dorian, preguntó: “¿Y cómo está tu esposa? Hace un buen rato que no la veo, la extrañamos por aquí
Dorian asintió levemente: “Está bien, gracias por preguntar.”
Al levantar la vista y ver a la pequeña niña que la nana tenia en brazos, Dorian hizo una pausa.
La niña, que parecía tener solo unos meses y no llegaba al año, era bonita y encantadora, observaba a Dorian con sus grandes ojos curiosos, sin mostrar timidez, solo pura curiosidad.
Sin darse cuenta, le sonrió.
La niña, sintiendo su amabilidad, también sonrió con los ojos.
La sonrisa en los ojos de Dorian se intensificó al ver a la niña y su mirada se llenó de una nostalgia teñida de un arrepentimiento difícil de explicar.
La vecina notó eso y explicó con una sonrisa: “Nació el año pasado, solo tiene diez meses, aún no cumple el año. Todo
el día balbucea, aún no entiende nada.”
Luego, mirando a Dorian, preguntó con interés: “Ustedes también deben tener hijos, ¿no es asi? Recuerdo que llevan casados varios años. Ya es hora de que piensen en tener uno, no lo dejen para muy tarde, no es bueno para la recuperación de tu esposa.
Dorian simplemente curvó las comisuras de sus labios en una ligera sonrisa de cortesía, sin dar una respuesta directa.