Capítulo251
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Inés no podía apartar la vista de la pelea, ¡La lluvia de puños y patadas era más emocionante que
cualquier película de acción!
-Hermana, ánimo! -exclamó involuntariamente.
Clara logró esquivar los golpes del hombre, y se quedó sin palabras por completo. ¿De veras es este
el momento indicado para animarla?
-¡Inés, mejor llama a la policía de inmediato!
-Oh, -Inés se distrajo, sacando apresuradamente su móvil.
El hombre de ropa negra nunca imaginó que esta mujer, que aparentaba ser frágil y hermosa, tenía
habilidades de combate y no era débil en lo absoluto.
Viendo que no podía dominarla en ese momento, el hombre decidió atacar a Inés y, de repente, se
balanceó y cambió su objetivo hacia ella, atacándola ferozmente.
El teléfono de Inés cayó al suelo, asustándola tanto que se quedó paralizada en su lugar y cerró los
ojos con fuerza.
-¡Ahh!
Cuando Inés abrió los ojos asustada, vio a Clara parada frente a ella, habiendo bloqueado la
puñalada de un afilado cuchillo con su propio brazo. La chaqueta de su traje estaba rasgada, y
gotas de sangre roja caían una tras otra.
Follow on NovᴇlEnglish.nᴇt-Hermanita,-gritó Inés con voz ronca, mientras las lágrimas brotaban de sus ojos.
Clara jadeaba, presionando su brazo ensangrentado, sintiendo un dolor punzante y sudando
profusamente.
El hombre no estaba simplemente bloqueando su camino; ¡él quería matarla!
Justo cuando el hombre de ropa negra levantó el cuchillo para apuñalar nuevamente a Clara, de
repente sintió que alguien agarraba su cuello desde atrás.
Clara aprovechó la oportunidad, ejecutando un hábil y potente golpe giratorio, ¡haciendo que el
arma mortal volara lejos!
-¡Ugh!
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Acto seguido, el hombre de negro emitió un grito de dolor.
Crack, crack…
Clara lo miré impasible mientras veía cómo los brazos del hombre eran desarticulados fácilmente
como desmontando ladrillos.
Un acto fluido y satisfactorio.
-¿Eres… tú?-preguntó sorprendida, olvidando por completo el dolor y mirando atónita al hombre
de aspecto elegante y apuesto que estaba ante ella, como si la luz de la luna se posara en su
corazón.
-Qué casualidad, nos encontramos de nuevo, -dijo Pol con una sonrisa amistosa y encantadora
como la brisa primaveral.
Aarón corrió hacia ellas a toda prisa, gritando: -¡Señorita, ¿cómo pudo pasar esto?!
Inés estaba emocionada y con los ojos enrojecidos al ver a Aarón llegar. ¡Aarón, ven rápido! ¡Mi
hermanita está mal herida!
-¡Señorita! ¿Pero qué ha sucedido? -Aarón vio el charco de sangre en el suelo y sintió un dolor
desgarrador, como si le hubieran cortado a él mismo, mientras las lágrimas de impotencia se
acumulaban en sus ojos. -¿Quién… quién te hizo esto?
-¿Por qué has venido? ¿La señora Belén se ha recuperado ya? -Clara exhaló y habló con un toque
de reproche.
-¿Piensas en esto ahora? ¡Debes ir al hospital de inmediato!
Se sentía como si estuviera ser cortado su propio corazón, y Aarón agachó la cabeza tratando de
levantar a Clara en brazos.
Pero Clara retrocedió medio paso obstinadamente, negándose a ser levantada, y negó con la
cabeza. La herida no es profunda, no hace falta preocuparse por mí tanto. Lo más importante es
cuidar de Inés, yo estoy bien.
-Señorita…-Los ojos de Aarón se llenaron de frustración por un momento, apretando los puños
impotentes.
La señorita siempre ha sido una persona de principios, y tiene la misma fortaleza y determinación
que un macho. A pesar de estar herida, ni una sola lágrima brota de sus ojos.
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-Hermanita, deja que Aarón cuide de ti, yo estoy bien… todo es culpa mia… soy tan tonta como un
cerdo. Si no hubiera sido por mi, hermanita, no habrías sido herida por ese cobarde.
-Tonta, ¿por qué dices eso?
Clara levantó la mano y le apretó la húmeda y roja mejilla, suspirando, la culpa es mía, te he
involucrado. Debería ser yo quien se disculpe.
Mientras tanto, los dos guardaespaldas de la familia García ataron al hombre de negro y lo llevaron
al coche.
-¿Está bien? -El secretario estaba pálido de miedo, su jefe se movió demasiado rápido, ¡no podía
seguirlo!
-Estoy bien. -Pol se sacudió elegante el polvo de su ropa, levantando su mirada hacia Clara.
Sus profundos ojos mostraban un encanto cautivador.
Clara respiró hondo y se acercó a él con una voz suave, -caballero, le agradezco mucho por su
ayuda. Pero este cobarde es importante para mí, ¿puedo encargarme yo mismo de él?
El hombre esbozó una leve sonrisa en sus labios, -puedes, pero tengo una condición.
-Dime no más.
Antes de que terminara la frase, Clara de repente se sintió elevada en el aire, sorprendida al
encontrarse en los brazos de Pol, su velocidad fue tan rápida que ni siquiera Aarón pudo
reaccionar.
Ella exclamó sorprendida y, en ese momento, se encontró con los ojos negros y cautivadores de Pol.
-Primero vamos al hospital para curar sus heridas, luego, te lo daré todo lo que quieras.