Capítulo116
-¡Beatriz, esta es una oportunidad perfecta para cambiar las cosas! – exclamó Ana emocionada,
pellizcando a Beatriz. -Debes pensar rápidamente en una forma de hacer que Alejandro venga a
buscarte de inmediato. Él necesita presenciar esta escena para poder olvidarse por completo de
Irene, esta pequeña prostituta.
-Pero mamá, Alejandro está trabajando en la empresa ahora. Antes, casi nunca salía conmigo los
fines de semana, y ahora es aún menos probable que venga a buscarme -dijo Beatriz con voz baja.
Beatriz bajó la voz y su mirada se volvió más misteriosa. -Aproveché el episodio de depresión
grave para volver a ganarme el favor de Alejandro. Estos días tengo que comportarme bien y
aferrarme a su corazón. No puedo ser caprichosa nuevamente.
-¡Eres tan ingenua! -Ana le dio un pellizco en la frente con sus uñas puntiagudas. -Si él está
trabajando, buscarlo para que te acompañe demostrará que no tienes sentido común. Pero si tienes
una razón sólida, entonces es una buena oportunidad para acercarse y promover los sentimientos.
Siempre debes tener en cuenta lo que el hombre quiere. ¡Eso es el comienzo de una tragedia! Te diré
que los hombres son tontos. Si eres demasiado obediente y escuchas, no les gustas. Cuando
tienes problemas, lo primero que piensas es en él, cuando tienes dificultades, lo buscas de
inmediato. Solo entonces él se sentirá valorado y respetado en tu presencia, se sentirá orgulloso de
que dependas de él y se sentirá superior.
La mirada de Beatriz parpadeó. En realidad, no estaba de acuerdo con las palabras de su madre.
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Antes, cuando su padre tenía una posición prominente y la familia tenía una situación próspera,
su madre se aferraba a su padre como una enredadera. Pero al final, su padre la menospreciaba
cada vez más. No solo tenía varias amantes fuera de casa, sino que también la trataba mal delante
de los sirvientes. Su madre tenía que soportar y aguantar para mantener su posición en la familia.
Ahora, a los cincuenta años, su posición estaba asegurada, pero la familia Sánchez había caído en
desgracia y su padre estaba enfermo. Ahora ella tenía un estatus vacío y se había convertido en
objeto de burla en los círculos sociales de élite. Había vivido su vida en vano.
-Después le llamaré a Alejandro y le diré que fuiste a comprar soia y que no pude contactarte. Él
sabe que has estado deprimida últimamente. Mientras él se preocupe por ti, dejará todo para venir
a buscarte -dijo Ana mientras sujetaba el hombro de Beatriz y sonreía maliciosamente. -Cuando
llegue el momento, Alejandro verá a su querido amigo y a su exesposa conspirando juntos, y su
odio hacia Irene aumentará.
En ese momento, Alejandro acababa de regresar a su oficina después de una reunión cuando
recibió una llamada de Ana.
-Ana -dijo el hombre con frialdad.
-¡Alejandro! ¿Beatriz se ha puesto en contacto contigo? -preguntó Ana nerviosamente.
-No, ¿por qué? – respondió Alejandro.
-Beatriz dijo que se sentía un poco agobiada, así que quería salir a dar un paseo. Quería
acompañarla, pero ella no quería que la tratara como a una enferma, así que no la seguí…
Resulta que pasaron varias horas y no pude comunicarme con ella por teléfono. ¡Incluso se apagó el
teléfono! ¿Será que algo le sucedió? – Alejandro recordó el grave episodio de depresión de Beatriz y
su corazón se apretó. Preguntó en voz baja: -¿Beatriz le ha mencionado a dónde iba?
-Ella dijo que iba a dar un paseo por el nuevo centro comercial cerca del hotel KS, no dijo nada
más… respondió Ana.
–
-Bien, lo entiendo. Iré a buscar a Beatriz ahora mismo, no le pasará nada -dijo Alejandro
tranquilizadoramente antes de colgar el teléfono. Frunciendo el ceño, agarró su chaqueta y salió.
Alejandro llegó al centro comercial a toda prisa, buscando a Beatriz mientras la llamaba por teléfono.
Después de muchos intentos, finalmente logró establecer conexión. Escuchó la voz suave de una
mujer al otro lado, Alejandro.
-¿Dónde estás, Beatriz? ¡Estoy en el centro comercial!– Alejandro sonaba preocupado.
-Siento opresión en el pecho, estoy sentada cerca de los ascensores en el segundo piso…-
respondió Beatriz.
-No te muevas, ¡iré enseguida!— Alejandro dio pasos rápidos y llegó ante Beatriz en un abrir y
cerrar de ojos.
-¡Alejandro! -Beatriz tenía lágrimas en los ojos y se levantó, arrojándose sobre Alejandro. -Ahora que
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-Tu madre te llamó, ¿por qué no contestaste? – preguntó Alejandro preocupado.
-Mi teléfono se quedó sin bateria en ese momento -Beatriz rápidamente inventó una excusa.
-La próxima vez que salgas, asegúrate de ir acompañada, ¿entiendes? No deberías estar sola afuera -
Alejandro suspiró aliviado mientras la apoyaba.
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-Contigo a mi lado, Alejandro, es suficiente. No necesito a nadie más -Beatriz frotó su rostro contra el
pecho del hombre y sonrió internamente.
Hacer caso a su madre resultó ser acertado, Alejandro seguía preocupándose por ella, ella seguía
siendo la persona más importante en su corazón.
En ese momento, se escucharon murmullos a lo lejos.
-Oh, esta joven pareja es tan guapa. Miren lo hermosa que es la chica, parece sacada de un cuadro.
-Ese chico también es muy guapo, tiene un cuerpo increíble. Solo con mirarlo, sabes que es rico.
Alejandro lo escuchó, pero no era una persona curiosa, así que no miró hacia atrás.
Sin embargo, Beatriz de repente exclamó como si hubiera sido pisada en la cola.
-Alejandro, mira, ¡qué coincidencia!
Alejandro volteó la cabeza sin expresión, y en un instante, sus ojos almendrados se llenaron de
asombro.
Al siguiente segundo, los ojos de aquel hombre, maravillosos y deslumbrantes, se volvieron rojos
como si estuvieran ardiendo en llamas.